Anna Caballe´ (Hospitalet de Llobregat, 1954) dice que se ha dedicado a las biografi´as por- que aprende lentamente. Con eso se puede interpretar que explora sus grandes y pequen~os saberes degusta´ndolos, no acumula´ndolos sin digestio´n, como hacen los ton- tos que se creen muy listos. Cuando emprende sus trabajos —muchos de ellos de referencia, como sus obras sobre Umbral, Carmen Laforet o ahora Concepcio´n Arenal, u´ltimo Premio Nacional de Historia—, primero se pregunta quie´n, luego por que´ y a eso an~ade siempre una sos- pecha, como una sabuesa policial, dispuesta a descubrir lo que cada uno de ellos oculta. Asi´ es como esta profesora de Literatura Espan~ola de la Universidad de Barcelona se ha convertido en una referencia del ge´nero biogra´fico en Espan~a, pero tambie´n de las categori´as que indagan el yo, como diarios y memorias, o todo lo referente a la autoficcio´n. Tambie´n del feminismo sereno, pero de fuertes y profundas convicciones desde la asociacio´n Cla´sicas y Modernas, que preside, a la que aporta un exquisito sentido comu´n en su constante reivindicacio´n de la igualdad. Una actitud que la ha llevado a escribir obras como Breve historia de la misoginia y El feminismo en Espan~a, aparte de implicarse en proyectos testimoniales como el Premio Contradiction, del que asegura: “Me cambio´ la vida”. Pregunta. En este confinamiento hemos tenido tiempo de fijarnos en maravillas como The Crown, todo un ejemplo de biografi´a moderna que me temo tiene sus rai´ces. ¿Do´nde?
Respuesta. The Crown bebe de lo que hizo Lytton Strachey con su biografi´a sobre la reina Victoria en 1921. E´l es el primero que la conecta, digamos, con el mundo desde una perspectiva psicolo´gica. Permite ese conocimiento i´ntimo de personajes que eran extran~os y distantes entonces.
P.. ¿La pregunta clave para un bio´grafo es quie´n?
R. Ma´s que el quie´n, lo que nace primero es un porque´. En el caso de Francisco Umbral me plantee´: “¿Que´ le pasa a este hombre que ha publicado unos 100 libros y habla de su madre una y otra vez, ininterrumpidamente?”. O con Laforet, la pregunta fue: “¿Que´ le pasa a esta mujer que con 25 an~os lo tiene todo, reconocimiento literario, Premio Nadal incluido, y desaparece?”. No solo eso, sino que an~os despue´s, cuando la buscan para cualquier cosa, advierte: “Ha´ganse a la idea de que estoy muerta”.
P. En el caso de Umbral, adema´s, hablaba todo el tiempo de si´ mismo, pero con ma´scara.
R. Si´, si´: Umbral, Umbral y Umbral... La biografi´a empezo´ porque yo propuse hacer un monogra´fico sobre e´l en una revista. A mi´ habi´a cosas que no me encajaban.
P. O sea, ¿comienza usted con una sospecha, una desconfianza?
R. Si´, ante lo que se oculta. Yo le pedi´ una cronologi´a de su vida y, ahi´, comenzaron sus reservas. Era un li´o. En unos sitios deci´an que habi´a nacido en el an~o 1935, en otros en 1937. Si fuera la u´ltima fecha, ¿co´mo se podi´a acordar de la llegada de la guardia mora a Valladolid?
P. ¿Leyo´ e´l mismo el trabajo que usted le dedico´?
R. Nunca lo dijo, pero estoy segura de que si´. Cerro´ filas completamente. No entro´ a hablar de e´l porque seguramente penso´ que eso provocari´a ma´s curiosidad y ma´s ventas. Nadie de su entorno me comento´ ninguna cosa. Pero hace an~os di una conferencia sobre e´l en la Biblioteca Nacional y un primo suyo, Juan Antonio Perele´tegui, me dijo que el libro habi´a impresionado a toda la familia y que e´l lo habi´a visto desde otra perspectiva.
P. En una biografi´a no cabe juzgar ni saldar cuentas. ¿Co´mo se aplica la distancia?
R. No. No es el objetivo. Esa idea de “se van a enterar” hace fracasar muchas obras en el ge´nero. Cuando te puede el prejuicio, mal. La idea es comprender, nada de juzgar.
P. En el caso de Concepcio´n Arenal, una alumna suya china es la que la impulsa al preguntarle cua´nto tiempo necesi- tan en Occidente para darse cuenta de la importancia de algunas personas.
R. Me impresiono´ mucho esa pregunta. Pero, ma´s alla´ de que Arenal fuera importanti´sima para comprenderla desde aqui´, a mi´ me interesaba su idea de la compasio´n.
“Igual es ma´s difi´cil ser tu´ que la sen~ora de... No a todo el mundo le atrae una relacio´n igualitaria. Es un proceso evolutivo”
P. Ma´s en el mundo de hoy, rodeados de halcones que nos invitan a sacarnos los ojos.
R. Fue una forma de entrar en ella, sus estudios son muy sesudos, no sabi´a co´mo hincarle el diente. Estableci´ un vi´nculo con Martha Nussbaum, que ha estudiado mucho la compasio´n como pensadora e´tica. No creo que conociera su existen- cia, pero Arenal hizo de eso el eje de su pensamiento. Ahi´ se me abrio´ el mundo. En toda su obra mantiene la misma li´nea de pensamiento. Ella defiende la empati´a mucho antes de conocer la palabra. No podemos mejorar como sociedad si no somos capaces de entender el lugar del otro: asi´ se llega a la convivencia y al acuerdo. Tiene desventajas, pero mu´ltiples ventajas.
P. ¿A lo largo de cua´nto tiempo se mete usted en la vida de una persona? ¿Llega a cansarse?
R. Yo nunca me canso de ellos, se cansan las editoriales. Pero es verdad que llega un momento en que te colonizan la cabeza: empiezas a pensar que´ hubieran hecho ellos en determinadas circunstancias y no tu´. Es que los bio´grafos tenemos vidas tan poco interesantes que debemos meternos en las de los dema´s.
P. Bueno, usted, cuando estudiaba en la universidad, dice que llego´ a sentirse rara por eso mismo.
R. Yo me senti´ rara, si´. Lei´a biografi´as de Zweig y Ludwig. Mi padre me las regalaba en vez de libros infantiles. Cuando estaba enferma me pasaba la de Mari´a Antonieta, de Zweig, por ejemplo. Yo teni´a 12 o 13 an~os... Al llegar a la universidad nunca nadie me cito´ una biografi´a, un diario, unas cartas. Al acabar la carrera pense´: aqui´ pasa algo. Fue la pregunta para empezar a meterme en este campo. A mi´, me definio´. P. En su obra hay una atencio´n tambie´n por la misoginia y por las mujeres ocultas. Virginia Woolf nos explica en Una habitacio´n propia por que´ las mujeres han tenido poco peso en la creacio´n. ¿Que´ supusieron esas lecturas para usted?
R. Si hablamos de lecturas que me marcaron en ese sentido, antes fueron las memorias de Simone de Beauvoir, a mediados de los an~os setenta. Yo nunca habi´a lei´do a una mujer tan inteligente. Y despue´s, otra cosa que me marco´ fue organizar con Joana Bonet el Premio Contradiction: memorias de mujeres que nos contaban sus historias. Llegaron cerca de 2.000, yo ahi´ bordee´ la depresio´n. Lei´ muchas historias que me conmovieron sin tomar la distancia suficiente: sobre todo en lo que se refiere a la soledad y a la insatisfaccio´n. No tome´ las precauciones oportunas, como hace un me´dico con sus pacientes. Hice mi´as esas historias y empece´ a darle vueltas a de do´nde viene ese sentimiento de frustracio´n e infelicidad en las mujeres tan poderoso que todo lo contagia y que hasta me contamino´ a mi´.
P. Ahondando en ese aspecto de la sole- dad, el confinamiento lo ha agudizado. ¿Cree que para bien?
R. En mi caso, pues no hubo transicio´n con el confinamiento. De pronto me converti´ en una estatua de sal: mi agenda se desmorono´ de golpe: no ma´s viajes, no ma´s proyectos, no ma´s cenas con amigos... ¿No ma´s vida? Estos tres meses han supuesto un aprendizaje, no de la soledad, a mi´ la soledad me parece una experiencia saludable y necesaria. De hecho, no consigo dejar de tener, desde que era pequen~a, la conciencia de mi soledad en el mundo. Pero si´ ha resultado esto un aprendizaje de que´ se puede esperar del futuro como sociedad. Recuerdo los primeros di´as, el miedo en todas las miradas, el silencio de las ciudades, la obediencia, la para´lisis. La covid-19 nos enfrento´ a una experiencia relativamente nueva y es que ante la gravedad de un hecho las soluciones que puedas aportar desde tu pequen~o mundo no son suficientes, necesitas del concurso de los dema´s.
P. Usted tiene hijos. ¿Su conciencia de soledad influyo´ tambie´n para que los educara de otra manera?
R. Tengo un chico de 25 y una chica de 23. Los he tratado de educar de manera distinta a como me educaron a mi´. Yo soy muy ingenua, por eso me dedico a la biografi´a, por- que he aprendido muy lentamente.
La experiencia ma´s importante de mi vida fue la maternidad, aunque mi madre no me la recomendaba: para ella los hijos fueron una carga. Por un lado me deci´a una cosa y por otro me animaba a no ser convencional.
Es que por eso es tan complicada esta historia. Para mi´, la palabra de mi madre era palabra de Dios, aunque se contradijera.
Yo lo asumi´a. Llegue´ a tener hijos casi por accidente, a los 40 an~os. Y queri´a.
P. Ese examen de conciencia que se hizo usted respecto al feminismo, ¿cree que se ha realizado de manera correcta en el a´mbito colectivo?
R. La sociedad espan~ola desde los an~os noventa ha cambiado muchi´si- mo en ese aspecto. Para bien.
P. ¿Ma´s que en los setenta?
R. El entusiasmo aquel se perdio´, pero se consiguio´ mucho. Cayo´ en los ochenta y el feminismo se abrio´ a muchas corrientes. La base, las reivindicaciones elementales se consiguieron. Pero ese impulso no se supo canalizar bien. A partir de los noventa se plantean las relaciones de igualdad. Y, sobre todo, acabar con el paternalismo.
P. El problema se plantea con quienes lo consideran una amenaza. Y transforman esa relacio´n primitiva en algo que resulta ahora poco natural.
R. Cierto, pero los cambios siem- pre se ven como una amenaza. Despue´s se racionalizan y, final- mente, se aceptan.
P. ¿Cuando nos damos cuenta de que no pasa nada?
R. Eso es. Vox cataliza un retroceso: que´ va a ocurrir si las mujeres siguen avanzando, creen que el hombre perdera´ espacios de confort. Que los ha perdido..., pero tambie´n los ha ganado. Aun con todo, el hombre hace su propia reflexio´n: ¿cua´l es mi lugar? Muchos concluyen que prefieren volver atra´s, pero tambie´n les ocurre a las mujeres que se senti´an ma´s co´modas con esas normas de cortesi´a masculina. Igual es ma´s difi´cil ser tu´ que la sen~ora de... No a todo el mundo le atrae esa relacio´n igualitaria. Es un proceso evolutivo, pero bien es cierto que Espan~a en estos aspectos se resiste a los cambios. Pero lo que estaba claro antes podi´a ser injusto.
P. ¿En que´ momento se acelera?
R. Yo creo que esto se acelera con las poli´ticas de cuotas y las leyes de igualdad. Las mujeres en la poli´tica repercuten. En la Transicio´n eso no ocurrio´. Pero con la u´ltima crisis econo´mica, las mujeres toman con- ciencia y surge de ahi´ un impulso muy fuerte. Las mujeres no tenemos tanto deseo de poder, pero ahi´ se produce una reflexio´n colectiva: ¿co´mo hemos llegado hasta aqui´? Queremos cambiar las cosas. Como sociedad sufrimos una grandi´sima decepcio´n. Se vino todo abajo. El modelo de bienestar era bastante falso. Una burbuja nada acorde con las estructuras del pai´s. Entramos en un desierto. ¿Co´mo salir? Seguimos en esa travesi´a. Ma´s ahora, necesitamos cobrar fuerzas para alcanzar nuevos pactos sociales. Nuestra democracia es au´n algo adolescente, no tiene tanta tradicio´n y capeamos muchos temporales. Pero esta sociedad es ma´s fuerte de lo que parece.
P. ¿Pero falta idealismo?
R. Es que somos vi´ctimas de la sociedad de consumo: hemos pasado de ser ciudadanos a consumido- res. Con esta u´ltima crisis espero que lo revisemos. Econo´micamente hemos crecido, pero moralmente, como deci´a Concepcio´n Arenal, no. Si junto al progreso no progresan los individuos, no tiene sentido. Tenemos que salir juntos del pozo.
Y saldremos.
La crisis de amplio espectro, porque es econo´mica, poli´tica, social y cultural, que ha desencadenado el coronavirus lo es en el sentido ma´s literal. Un cambio profundo en la manera en que apreciamos una determinada situacio´n.