180 años de fotografía

El 19 de agosto de 1839, el gobierno francés compró la patente del daguerrotipo a Louis Daguerre y la presentó al mundo para que su acceso fuera universal. Un repaso a los momentos más importantes del inicio de la fotografía

Desde los inicios de la historia hemos tenido el deseo de representar gráficamente lo que vemos, pero hicieron falta siglos de investigación en el campo de la óptica y la química para que se llegase a inventar lo que hoy conocemos por fotografía.

La cámara oscura se utiliza desde la Grecia clásica, aunque no con un fin fotográfico. Aristóteles y Euclides ya sabían que los rayos luminosos iban del objeto al ojo y no al revés. Fue muy popular en el Renacimiento, donde los pintores la utilizaban para calcar del natural cualquier objeto o escena.

La cámara oscura permitía proyectar una imagen del exterior sobre su superficie. El término fue creado por Johannes Kepler y fue documentado en su tratado “Ad Vitellionem Paralipomena” de 1604. 

Existían también marcos medidores, máquinas para trazar siluetas y utensilios como el fisionotrazo, que constaba de una plancha miniatura de cobre grabado que permitía duplicados a partir de la mano de un artista.

Daguerre, retratado en 839 por Gaspard Felix Nadar (1820-1910).

 

OBSESIÓN POR LA FOTOGRAFÍA

Joseph Nicéphore Niépce era un investigador obsesionado con la obtención de imágenes mediante la luz. Su primera fotografía data de 1826, pero realizó numerosas pruebas una década antes, a las que él llamaba “puntos de vista” y que no se consideran fotografías porque no fueron fijadas sobre ningún soporte. 

Louis-Jacques-Mandé Daguerre trabajaba de decorador en teatros. Aunque no era investigador, consiguió mucha más trascendencia que Niépce. Esto se debe principalmente a que fue el encargado de promover el invento. Ambos colaboraron entre 1829 y 1933, año en el que Niépce muere. No obstante, Daguerre continuó las investigaciones e hizo público el invento con el nombre de “daguerrotipo”.

El daguerrotipo era un elemento frágil y único (no se podía reproducir) y constaba de una placa de cobre sometida a vapores de yodo. Se utilizó hasta 1860.


Ilustración de 1885 donde aparece Aristóteles con su pupilo Alejandro Magno.