Se rinde el público ante Roger Federer

“¡Roooger!, ¡Roooger!”, arrancó el alarido de 42 mil 517 aficionados que se dieron cita en la Monumental capitalina

El aura de leyenda del tenis que acompaña a Roger Federer iluminó la noche en la Plaza México. Apenas entró a la cancha instalada en el ruedo, el público se rindió ante “Su Majestad”.

Hace 23 años Federer vino por primera vez al País para jugar el torneo Casablanca, donde cayó en segunda ronda. Su reencuentro con México llegó más de dos décadas después, ya con 103 títulos en su carrera, 20 de los cuales son de Gran Slam, y lo hacen, quizás, el mejor tenista de la historia.

Ya no es el niño de 15 años que lloró aquella Navidad del 25 de diciembre de 1996 tras ser eliminado. Ayer, Federer entró a la México como el ícono universalmente venerado y venció 3-6, 6-4 y 6-2 a Alexander Zverev.

“¡Roooger!, ¡Roooger!”, arrancó el alarido de 42 mil 517 aficionados que se dieron cita en la Monumental capitalina. El juez de silla se vio obligado a recurrir a insistentes llamadas de atención al público, que no paraba de ovacionar al suizo incluso en momentos que requerían silencio sepulcral.

“¡Hazme un hijo, Roger! ¡Vamos Roger, Te amo! ¡Acapulco, Roger! ¡Venga, Rogelio!”, le lanzaban desde los abarrotados tendidos de la plaza de toros.

El suizo, enfundado en figura del toreo, tenía enfrente a Zverev, un novillero con ansias de gloria que lo doblegó en el primer set por 6-3.

Para el segundo parcial, del “capote” de Federer salían pases magistrales, una especie de suerte que proponía el suizo. Mientras que el alemán ejecutaba derechazos efectivos.

El público estaba cautivado con la maravilla de tenis que le ofrecían, que parecía una faena magistral en un ruedo que ha visto a las grandes mitos del toreo.