Salen por la puerta falsa

"Cuando la persona llega al suicidio como última opción para darle solución a un problema, es porque tenía una enfermedad mental crónica que no se trató a tiempo”. , Zeydi Luz Prado Frausto, especialista en terapia Cognitivo Conductual..

Ciudad de México.

En el mundo del espectáculo no todo es felicidad como aparentan sus protagonistas frente a las cámaras o arriba del escenario, pues al bajar el telón y sin público que los juzgue enfrentan una dura batalla contra la realidad, misma que solo hasta el día de su muerte, comienza a develarse.

En busca de una libertad malentendida para algunos, pero comprendida por otros, infinidad de cantantes, músicos y actores han puesto fin a su vida ante la incredulidad y dolor de sus miles o millones de seguidores en el mundo.

Lo hicieron a causa de un trastorno psicológico, por adicción a las drogas o al alcohol, ineficiencia en el manejo de la fama, la caída de proyectos laborales, enfermedades incurables o por decepción amorosa.

Algunos sufrían depresión severa, otros fueron señalados por la sociedad tras acusaciones de tipo sexual o quizá optaron por el desenlace de su existencia ante el cansancio por vivir.

EL MÁS RECIENTE

Armando Vega-Gil pidió que no se culpara a nadie de su muerte

En el oscuro episodio de los espectáculos se suma la reciente muerte del músico mexicano Armando Vega-Gil, integrante de la banda de rock Botellita de Jerez, quien la madrugada del 1 de abril escribió a través de su cuenta oficial en Twitter: “No se culpe a nadie de mi muerte. Es un suicidio, una decisión voluntaria, consciente, libre y personal”.

La dramática resolución del bajista vino luego de haber sido señalado, a través del movimiento #MeTooMúsicosMexicanos, como acosador sexual hacia una joven cuando ésta contaba con 13 años de edad.

Aunque negó categóricamente la versión, dio por hecho que perdería sus trabajos porque todos ellos se construyen sobre su credibilidad pública. “Mi vida está detenida, no hay salida. Sé que en redes no tengo manera de abogar por mí, cualquier cosa que diga, será usada en mi contra”, escribió a manera de despedida.

De acuerdo con la psicóloga Zeydi Prado, Armando Vega-Gil se encontraba extremadamente deprimido. “Seguramente tenía muchos episodios de dolor y perdió las ganas de seguir adelante. Al firmar una carta de este tipo, sabía que tenía un trastorno depresivo, por ello pidió que a nadie se culpara de su muerte”.


SE AHORCA

Hace cinco años una noticia conmocionó al mundo del cine. El afamado actor estadunidense Robin Williams, ganador del premio Oscar en 1998 por su desempeño en la película “Good will hunting”, había muerto por asfixia. Él mismo se ahorcó atando un cinturón a su cuello y enganchándolo a un armario de su casa.

Tres días después, el 14 de agosto de 2014, su esposa Susan Schneider reveló que el protagonista de filmes como “La sociedad de los poetas muertos” y “Patch Adams” padecía demencia por cuerpos de Lewy, enfermedad neurodegenerativa. Sus cenizas fueron esparcidas en la bahía de San Francisco.

“La enfermedad que padecía Robin nos habla del pensamiento memoria y movimiento, deteriorando las emociones y acumulando alucinaciones. Este tipo de situaciones debe tratarlas un psicoterapeuta especialista en neuropsicología”, concluyó.