Procesan a exministro sospechoso de espiar para Irán

El antiguo titular de Energía fue extraditado por Guinea Ecuatorial el mes pasado.

La realidad parece superar a la ficción en Israel, rompeolas de los servicios de espionaje internacionales. El exministro Gonen Segev, que ocupó la cartera de Energía entre 1995 y 1996, ha sido encausado formalmente por el Shin Bet (la agencia de seguridad interior y contraespionaje) de haber espiado en favor de Irán y de “ayudar al enemigo en tiempo de guerra”. La grave acusación fue ratificada el viernes ante la fiscalía del distrito de Jerusalén y ha sido avalada por el fiscal general y el fiscal jefe del Estado de Israel.Segev, que residía en Nigeria en los últimos años, fue detenido el pasado mes de mayo en Guinea Ecuatorial, adonde se había trasladado temporalmente, y extraditado poco después a Israel. La información se ha hecho pública este lunes por la Oficina de Prensa de Gobierno tras levantarse parcialmente el secreto sobre la investigación. El exministro fue condenado en 2005 por intentar introducir 30.000 pastillas de éxtasis procedentes de Holanda en el Estado hebreo y por haber falsificado un pasaporte diplomático. Quedó en libertad dos años después. Médico de profesión y exdiputado de un pequeño partido laico de derechas entre 1992 y 1996, un acuerdo de coalición con el Partido Laborista le permitió ocupar un puesto en el Gabinete.El Shin Bet sospecha que Segev, de 62 años, fue reclutado por la inteligencia iraní en 2012 a través de la Embajada de Teherán en Nigeria y que llegó a reunirse dos veces con los responsables de la red de espionaje en territorio de Irán. La mayor parte de los contactos se produjeron, sin embargo, en hoteles y apartamentos de varias ciudades del mundo, donde le fueron entregados equipos de transmisiones para enviar mensajes codificados.El contraespionaje israelí le acusa formalmente de haber suministrado información secreta al principal enemigo del país en materia de energía, localización de puntos críticos de seguridad, infraestructuras de edificios oficiales y sobre altos cargos políticos y de los servicios de seguridad. Para ello se sirvió, según el diario Haaretz, de los contactos que mantenía con ciudadanos israelíes relacionados con la defensa y la diplomacia. Segev intentó captar presuntamente a alguna de sus fuentes hebreas para incorporarlas a la red de espionaje iraní, presentando a los agentes de Teherán como hombres de negocios.