Ciudad de México.- Jóvenes y colectivos a favor de la reducción de la jornada laboral a cuarenta horas marcharon del Zócalo al Senado de la República en la Ciudad de México, exigiendo que la reforma se apruebe sin implementaciones graduales. Durante la movilización, que se llevó a cabo de manera pacífica, los manifestantes portaron banderas y corearon consignas por calles como Francisco I. Madero y Paseo de la Reforma.
Eduardo Alanís, integrante del Frente Nacional por las 40 Horas, criticó el aplazamiento de la iniciativa tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado, y señaló que la intención de la Presidencia de aprobarla de manera gradual demuestra falta de voluntad política. Consideró la reforma como una deuda histórica con la clase trabajadora que no debería tener obstáculos legislativos.
Alanís afirmó que Morena, a pesar de contar con mayoría parlamentaria, no ha dado respuesta a las demandas sociales y señaló que la oposición legislativa actualmente no representa un freno real para aprobar la reforma. Para él, la falta de aprobación refleja intereses contrarios a los de los trabajadores.
Por su parte, Mauricio, del Frente Memero Subversivo, destacó que México es uno de los países con mayor carga laboral en el mundo, por lo que la reducción de la jornada es urgente. Rechazó la implementación gradual, argumentando que beneficia al empresariado y retrasa derechos laborales esenciales para la población trabajadora.
Los manifestantes aseguraron que reducir la jornada no afectará la productividad empresarial; al contrario, permitirá que los trabajadores se concentren mejor y realicen sus labores de manera más eficiente. Señalaron que los principales afectados de la inacción legislativa son los trabajadores, quienes enfrentan jornadas largas que impactan su calidad de vida.
Andrés, otro participante, afirmó que la movilización busca reivindicar los derechos de los trabajadores ante la falta de acción de los legisladores. Señaló que es la sociedad la que debe mantener la presión y continuar exigiendo mejoras laborales, recordando que la clase política prioriza sus propios intereses sobre los de la población.
Finalmente, los jóvenes coincidieron en que un descanso adecuado no daña-
ría la economía ni la productividad.
Consideran que tener más tiempo libre permitiría a los trabajadores dedicarse a su vida personal y familiar, lo que a largo plazo beneficiaría tanto a empleados como a empleadores, reforzando la importancia de legislar a favor de los derechos laborales.