El apetito de los chefs por los maíces de colores da esperanza a los agricultores mexicanos

Elaboran tortillas, tostadas y otros platillos mexicanos tradicionales en Estados Unidos, Canadá, España, Alemania y Japón

IXTENCO, México. — En una de las faldas del volcán La Malinche, considerado sagrado por la etnia otomí, y protegido por una fina bruma que evita que los rayos del sol le den en el rostro, Juan Vargas revisa minuciosamente los sembradíos de maíz que preservan un tesoro ancestral de semillas multicolores que van del rojo intenso al rosa pálido y del amarillo al azul oscuro.

Durante años Vargas, un agricultor del poblado central de Ixtenco, en el estado mexicano de Tlaxcala, pensó que el maíz de colores que heredó de sus padres y abuelos podía desaparecer ante el vertiginoso avance de versiones mejoradas de maíz blanco que dominan el mercado local y representan la base de la alimentación de los mexicanos.

Pero su esperanza regresó en los últimos años ante el auge de los alimentos orgánicos y el creciente interés por los maíces de colores mexicanos entre chefs locales y extranjeros que los importan en Estados Unidos, Canadá, España, Alemania y Japón para elaborar tortillas, tostadas y otros platillos mexicanos tradicionales.


"Estamos haciendo ruido como tortilleros y tortilleras aquí en Estados Unidos trayendo maíces criollos", dijo la chef al referirse al importante galardón gastronómico que ganó en junio la tortillería Yoli en Kansas City, que utiliza harina de trigo y maíces de colores. Yoli obtuvo el James Beard Restaurant and Chef Awards 2023 -el Oscar de la cocina estadounidense- en una categoría que engloba a los comercios que trabajan con pan y tortillas de maíz.

Alvarado descartó que pueda debilitarse el interés en Estados Unidos por los maíces mexicanos de colores y estimó que es muy probable que en los próximos años haya una separación entre la comida mexicana-americana, elaborada con maíces híbridos y transgénicos y harina de trigo, y la comida mexicana hecha con el cereal nativo.

 

SIEMBRA

Bajo un sol abrasador y protegido por un gran sombrero, el ingeniero agrónomo Gerardo Noriega imparte las últimas instrucciones a un grupo de técnicos y agricultores antes de iniciar la siembra de cientos de semillas de maíces de colores e híbridos en un terreno recién labrado de la localidad central de Apizaco, en el estado de Tlaxcala, convertido en un gran laboratorio a cielo abierto.

La iniciativa forma parte de uno de los más recientes esfuerzos de académicos y del sector público para promover la transición hacia la agricultura orgánica, que cada vez tiene más seguidores y es altamente remunerada, y ayudar a la supervivencia de los maíces autóctonos en Tlaxcala, donde hay al menos 12 de las 59 especies de maíces nativos mexicanos.

  • En Tlaxcala, el segundo estado más pequeño del país luego de la capital y entre los 15 mayores productores de maíz del país, se cultivan unas 144.000 hectáreas de las cuales 94.000 corresponden a maíces de colores y el resto a híbrido.

"Si retomamos ese germoplasma que por siglos la naturaleza ha venido seleccionando en México, en sus comunidades de los pueblos originarios, podemos comenzar a producir masivamente esos maíces no sólo los amarillos, de colores, rojos, azules, rositas, los mismos blancos y no tendríamos necesidad de jugar con los transgénicos", afirmó Noriega, académico e investigador de la Universidad Autónoma de Chapingo.

El ingeniero explicó que los maíces nativos poseen un rendimiento excepcional y pueden soportar hasta 50 días de sequía. "No hay un híbrido que tolere esas condiciones", agregó.

En 2009 la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas activó un programa para promover y conservar el maíz de colores en México, pero los especialistas consideran que es poco lo que se ha avanzado.

APUESTA

La apuesta por aumentar la siembra de maíces de colores resulta tremendamente ambiciosa puesto que en la actualidad no llega ni al 1% de la producción nacional y entre la mayoría de los agricultores mexicanos está muy arraigado el cultivo de maíces híbridos con fertilizantes y agroquímicos.

Eso bien lo sabe Isidro Caporal, quien a pesar de haber ingresado el año pasado al programa de la Universidad Autónoma de Chapingo y la gobernación de Tlaxcala para impulsar los cultivos orgánicos de maíces nativos, aún mantiene la siembra de híbridos en buena parte de sus 10 hectáreas.

"Este maíz está muy adelantado", dijo Caporal mientras caminaba entre plantas de más de un metro y medio de altura y defendía el híbrido asegurando que produce más del doble que el nativo y no requiere muchas horas de trabajo.

El agricultor, de 79 años, admitió que la única dificultad que enfrentó fue la fuerte sequía de los últimos meses que hizo que las mazorcas no se desarrollaran bien. "Sé que estas mazorcas no las podré vender porque quedaron muy pequeñas, pero no importa, las puedo agarrar para consumo en mi casa", dijo.

{"quote":" \"Sé que estas mazorcas no las podré vender porque quedaron muy pequeñas, pero no importa, las puedo agarrar para consumo en mi casa\""}, .

Para otros, el argumento de López Obrador de prohibir la importación de maíz transgénico ante los posibles riesgos que representaría para la salud les suena a verdad.

La Organización Mundial de la Salud ha dicho en general que los alimentos modificados genéticamente disponibles en el mercado internacional "han pasado las evaluaciones de seguridad y es improbable que presenten riesgos para la salud".

Berenice Pérez, una agricultora de 35 años, cree que las variedades de maíz nativo que cultiva son más sanas, además de más sabrosas. Hace tres años dejó la capital de México y se trasladó al poblado rural de Las Mesas, en Tlaxcala, en la búsqueda de una vida más sana tras la muerte de su madre a consecuencia de cáncer.

Pérez indicó que aunque los maíces híbridos se han modificado para que los agricultores tengan una mayor ganancia por producción, ella prefiere los nativos porque "lo que estamos comiendo es mejor".

"Muchos dicen que estamos locos", afirmó la agricultora al reconocer que "a lo mejor no nos vamos a hacer millonarios, pero yo pienso que la riqueza no está tanto en la economía, la riqueza la traes en la nutrición y en lo que le vamos a dejar a las personas que quedan".