La lucha libre y la gentrificación

El deporte, un entretenimiento que nació en barrios populares de Ciudad de México, se ha convertido en un punto de interés turístico y cultural de alcance global

Ciudad de México.- En un martes en la Arena México, pelean —de dos a tres caídas— dos realidades distintas. En las primeras filas, donde se concentran los turistas, los teléfonos se levantan para seguir el vuelo de los luchadores y las hazañas se comentan en inglés, francés o japonés, mientras que en las gradas llueven los insultos, piropos y abucheos propios de los aficionados locales y conocedores. La escena refleja algo que ha cambiado recientemente: la lucha libre, un entretenimiento que nació en los barrios populares de Ciudad de México, se ha convertido en un atractivo turístico y cultural de alcance global. El golpe de fama del último año ha atraído a un público más diverso, aumentado las ganancias y transformado la forma de pelear, pero también ha incrementado los precios y desplazado a sus seguidores habituales. Este espectáculo, así como la vivienda, los barrios y algunas otras atracciones, lucha contra la gentrificación de la capital.


Portando máscara y capa, Edmundo da cuenta de la gentrificación que describen los analistas mientras se queja de los precios antes de entrar a la función. “Era un deporte de la clase obrera que estaba ninguneado y ahora que está de moda ya cuesta trabajo venir”, dice, acompañado de su hijo Javier de 6 años, a quien ha inculcado el amor por la lucha libre como lo hizo su padre con él cuando era niño. Edmundo cree que el auge puede ser positivo, pero espera que no se convierta en un privilegio. “Quiero seguir trayendo a mi hijo”, admite.

Los boletos para una función en la Arena México varían según la ubicación: desde 150 pesos en las gradas más altas hasta más de 800 en las primeras filas. En fechas especiales pueden duplicarse y alcanzar los 1.500. En la Arena Coliseo, la hermana menor, los precios se mantienen más bajos. Una entrada oscila entre los 100 y los 400 pesos. La experiencia Turiluchas, que incluye el viaje y convivencia con un luchador, va de los 700 a los 1.600 pesos, dependiendo el evento.

El boom actual, según Ocampo, se explica por una combinación de factores. La viralización en redes sociales ha acercado las máscaras a nuevas audiencias, sobre todo a los jóvenes. Desde el CMLL aseguran que la afluencia es fruto de un trabajo en conjunto desde hace años. “Son fenómenos cíclicos y no podemos negar el poder de convocatoria que tiene Místico, aunado con las alianzas que tenemos con países como Estados Unidos, Japón e Inglaterra”, explica la encargada de prensa. Un ejemplo es el evento del próximo 25 de septiembre en el que el CMLL presentará una función especial en colaboración con Pokémon, una estrategia para atraer al público extranjero.

Además de a los turistas, la fiebre de las luchas ha contagiado a otros estratos sociales y los luchadores han notado ese cambio. Máscara Dorada ha sido objeto de crítica en los últimos días tras sus declaraciones sobre el público que ahora incluye a sectores más acomodados. “Ya viene gente que no venía antes, ves a gente en primera fila con una buena apariencia, se ve que la lucha libre está impactando y les está gustando”, ha dicho en una entrevista. “Máscara clasista”, han comentado los usuarios en las redes sociales.