Gemínidas 2025: consejos prácticos para ver la lluvia de meteoros

Recomendaciones para ver la lluvia de meteoros Gemínidas

Entre la noche del sábado y la madrugada del domingo, el firmamento ofrecerá uno de sus espectáculos más llamativos del año: la lluvia de meteoros Gemínidas.

Este fenómeno, famoso por su intensidad y variedad de colores, alcanza un ritmo que, según la UNAM, puede llegar a hasta 150 destellos por hora cuando las condiciones son perfectas.

¿Qué son las Gemínidas y cómo se originan?

En México, el punto del cielo del que parecen surgir —ubicado en la constelación de Géminis— será visible desde el anochecer y ascenderá progresivamente hasta alcanzar su máxima altura cerca de las 2:00 a.m., momento en el que la observación resulta especialmente favorable.

Consejos para disfrutar de la lluvia de meteoros

Para apreciarlas en todo su esplendor, conviene alejarse de las luces urbanas y buscar un sitio oscuro, ya sea en el campo, en la playa o en alguna zona natural protegida.

Aunque el radiante se ubica hacia el noreste, no es necesario enfocarse únicamente en esa dirección: los meteoros cruzarán amplias zonas del cielo, por lo que basta con recostarse y observar con tranquilidad.

Antes de comenzar, es útil elegir una noche despejada, permitir que la vista se acostumbre a la oscuridad durante unos 20 minutos y evitar la luz del celular, que reduce la sensibilidad ocular.

Como el frío decembrino puede ser intenso durante la madrugada, se recomienda llevar ropa gruesa, mantas o una silla reclinable.

En caso de que la Luna esté muy luminosa, puede bloquearse parcialmente con un árbol o una estructura para mejorar el contraste del cielo.

Detalles sobre la visibilidad de las Gemínidas en México

Las Gemínidas tienen un origen peculiar: nacen del asteroide 3200 Faetón, un cuerpo rocoso que libera material al acercarse al Sol.

Los meteoros producidos por esta corriente suelen moverse con relativa lentitud y mostrar tonalidades que van del blanco brillante a matices verdosos. De este cuerpo se desprenden partículas densas que, al entrar en la atmósfera terrestre a unos 35 km por segundo, producen las vistosas estelas que caracterizan a esta lluvia.

Su actividad máxima ocurre cada año a mediados de diciembre.