Ciudad de México.- La ceremonia de donación al Archivo Nacional de Arqueología (ANA) del INAH de los fondos documentales resguardados por el arquitecto y arqueólogo Alejandro Villalobos se convirtió en un reconocimiento a su trayectoria, su tenacidad y su perspicacia para valorar acervos que pretendían desecharse, e incluso fueron rechazados en el pasado por la institución que hoy los acoge.
El denominado Fondo Alejandro Villalobos contiene el acervo del académico de la Facultad de Arquitectura de la UNAM y exdirector de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) y de tres destacados investigadores de la arquitectura prehispánica: Ignacio Marquina Barredo (1888-1981), George F. Andrews (1918-2000) y Paul Gendrop Francotte (1931-1987).
"Este evento es un monumento a la necedad", definió Villalobos, quien recordó cómo acudió a recoger cada uno de los documentos al despacho de Marquina y en su momento de la casa de Gendrop, cómo los reunió y los ordenó, con ayuda de sus alumnos, tras recibir llamadas telefónicas de las respectivas viudas con un ultimátum: ´O vienes por ellos o se van a la basura´".
En el caso del archivo de George F. Andrews, detalló, se trata de copias del original por las que pagó 323 dólares en 1989.
"Más de una vez", reveló en el auditorio fray Bernardino de Sahagún del Museo Nacional de Antropología, "vine a la oficina de la dirección general del INAH a decirles ´tengo este tesoro´ y nunca me abrieron la puerta. No voy a decir qué director porque es amigo de todos nosotros. Vive".
El Fondo Alejandro Villalobos se especializa en los estudios urbano-arquitectónicos de Mesoamérica y constituye un gran tesoro, "al grado que es imposible disfrutarlo en solitario", confesó el también restaurador y docente.
"Este tesoro tiene que estar al alcance de todas las personas posibles: interesadas, estudiosos, estudiantes, docentes e investigadores y quienes por simple curiosidad se acerquen a mirar. El contenido es excepcional, como excepcionales son sus autores", enfatizó Villalobos, cuyas obras han conciliado la arquitectura y la arqueología.
Integran este acervo documentos de diversa índole: publicaciones, folios, planos, fotos, pruebas de impresión, diapositivas, láminas, hojas de contacto, perspectivas, colecciones, copias, negativos y otros, que suman 45 mil 544 unidades documentales. De estos, 20 mil 723 corresponden a los aportes del propio Villalobos, precisó el director del INAH, Diego Prieto.
La ceremonia no supuso solo un reconocimiento para Villalobos, sino la reivindicación de la arquitectura prehispánica, ponderó la directora de la Facultad de Arquitectura, Mónica Cejudo.
"El doctor Villalobos nos ha inculcado un paradigma fundamental: el objeto arquitectónico es objeto arqueológico; los arquitectos somos y deberíamos ser más arqueólogos y viceversa".
En la ceremonia participaron también los arquitectos Estanislao Labra y Armando Michaus, quienes destacaron la faceta de Villalobos como sindicalista, la arqueóloga Rosa Reyna, quien recordó los aportes del homenajeado para identificar la arquitectura Mezcala, y Tarek Villalobos Cacho, quien destacó el legado íntimo de su padre:
"Ha sido maestro de generaciones, pero detrás de todo eso hay un ser humano cuya pasión por el conocimiento llenaba también los espacios de nuestra casa, ya sea con libros, ya sea con experiencias y también con anécdotas, porque correr entre libros, dibujar sobre los planos y jugar entre sus maquetas era nuestra manera de habitar su mundo antes de entenderlo, y hoy con más años, y más palabras, reconocemos que esos momentos eran las primeras formas del cariño que compartíamos con él".
Parte de los objetos donados se exhiben en el Museo Nacional de Antropología.