Las principales ciudades costeras de Ecuador –clave para embarcar cualquier tipo de mercancías, lícitas o no, al resto del mundo– han visto crecer la violencia de grupos criminales, destacadamente Los Choneros y Los Tiguerones, bandas locales que operan como “franquicias” de los dos principales cárteles mexicanos: Sinaloa y Jalisco. Éstos no actúan directamente en el país sudamericano, pero sus “representantes” son los que ya prendieron todas las alarmas.
- BOGOTÁ, Colombia
Hace unos días, sicarios que se identificaron como integrantes del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) atacaron a tiros una estación de policía, donde arrojaron panfletos con las siglas de la organización criminal que lidera Nemesio Oseguera Cervantes, El Mencho.
Lo insólito del atentado, que ocurrió durante la madrugada del domingo 9 de octubre y en el cual una joven teniente recibió 10 tiros en el tórax, es que no se produjo en México sino en un barrio de la suroccidental ciudad ecuatoriana de Guayaquil, cuya condición de puerto la ha convertido en un punto estratégico de la logística exportadora del narcotráfico mexicano.
El Cártel de Sinaloa (CS) fue la primera organización ilegal mexicana en irrumpir en Ecuador y a lo largo de las dos últimas décadas ha construido en ese país un sofisticado entramado criminal-empresarial para distribuir cocaína colombiana a varios países del mundo.
En años recientes también aterrizó en Ecuador el CJNG y, como en México, le comenzó a disputar la supremacía al CS.
De manera paralela, ambos grupos rivales le han dado forma a un corredor de la cocaína que comienza en el sur de la vecina Colombia, principal productor mundial de esa droga, y que conecta con Perú, el segundo productor de ese estupefaciente a nivel global.
Pero a diferencia a lo que ocurre en México, en Ecuador estos cárteles no libran una guerra implacable. Los que están enfrentados a muerte son los grupos ecuatorianos del narcotráfico que trabajan para ellos: Los Choneros, que comenzaron a operar para el CS desde las épocas de Joaquín El Chapo Guzmán, y Los Tiguerones, que están a las órdenes del CJNG. Unos y otros reciben armas y pertrechos de guerra de sus socios mexicanos.
Y esto se traduce, para Ecuador, en un infierno. El país vive este año un estallido de violencia criminal que produce expresiones de terror cada vez más atroces, como cadáveres colgando de un puente, atentados explosivos –van más de 140 este año– y asesinatos de niños en medio de los enfrentamientos.
El presidente ecuatoriano, Guillermo Lasso, afirmó el pasado domingo 9 que el crimen organizado trasnacional es “la primera amenaza en contra del Estado”. Lasso dijo esto en Guayaquil, horas después del ataque de supuestos miembros del CJNG a una estación de policía en la que dejaron herida de gravedad a una joven teniente. Los panfletos encontrados allí contienen el lema “Muerte o muerte a cada policía que este abusando de su uniforme” y una nota al calce: “ATT: EL CJNG”.