Reo condenado será ejecutado sin desactivar desfibrilador

Un recluso condenado a muerte en Tennessee puede ser ejecutado sin desactivar su desfibrilador implantado, dictaminó el jueves el tribunal supremo del estado.

NASHVILLE, Tennessee.- Un recluso condenado a muerte en Tennessee puede ser ejecutado sin desactivar su desfibrilador implantado, dictaminó el jueves el tribunal supremo del estado.

El fallo revoca la orden de un tribunal inferior y allana el camino para que Byron Black sea ejecutado el martes por la mañana, según lo programado.

La Corte Suprema de Tennessee determinó que exigir la desactivación del dispositivo interferiría con la ejecución, algo para lo que el tribunal inferior carece de atribuciones.

La cuestión era cómo funcionará el dispositivo regulador del corazón de Black cuando el Estado intente ejecutarlo con una inyección letal del barbitúrico pentobarbital. El juez del Tribunal Civil del condado de Davidson, Russell Perkins, determinó previamente que el desfibrilador cardioversor implantado probablemente seguiría dando descargas al corazón de Black, causando dolor innecesario y prolongando la ejecución. Ordenó al Estado desactivar el dispositivo poco antes de la ejecución.

La orden tenía en cuenta la posibilidad de que Black pudiera obtener un indulto de último minuto. Desactivarlo con demasiada anticipación podría significar que Black podría morir justo antes de un fallo que lo hubiera salvado.

Inicialmente, los abogados de la oficina del fiscal general de Tennessee dijeron que necesitarían trasladar a Black al Hospital General de Nashville para la desactivación porque los médicos del nosocomio no estaban dispuestos a acudir a la cámara de ejecución. El miércoles, el estado cambió de rumbo y admitió que el hospital no estaba dispuesto a participar en el procedimiento, independientemente de la ubicación. La mayoría de los profesionales médicos consideran que cualquier participación en ejecuciones es una violación de la ética médica.

Black fue condenado por asesinar a tiros en 1988 a su novia Angela Clay, de 29 años, y a sus dos hijas, Latoya, de nueve años, y Lakeisha, de seis. Los fiscales dijeron que sufría un ataque de celos cuando les disparó a las tres en su casa. En ese momento, Black estaba en un programa de liberación laboral mientras cumplía una condena por dispararle al esposo separado de Clay.