El alza en los precios de alimentos hizo que Ivonne ajustara su gasto.
Decidió comprar menos carne y más verduras, compara precios en el mercado y adquiere productos a mayoreo. También ha reducido su gasto en ropa y calzado.
Hasta hace unos meses, esta trabajadora del sector público de la Ciudad de México hacía sus compras en Soriana o Fresko, pero ahora es en el Zorro Abarrotero, una cadena con precios a mayoreo.
Es un fenómeno que se está dando en México ante la inflación, que en mayo pasado reportó una tasa anual de 7.65 por ciento, lo que ha restado poder adquisitivo a las personas.
Es la mayor tasa en los últimos 21 años, y varios alimentos superaron por mucho esa cifra, como el aguacate, chayote, huevo, pan dulce, entre otros.
Ivonne cuenta que gasta a la semana 3 mil pesos en frutas, carne, quesos y verduras.
“Esos 3 mil pesos me tienen que alcanzar; en ocasiones compro más pollo y menos res. Compro más verdura que carne.
“Además, me compro (ropa o zapatos) cuando los necesito, cuando antes lo hacía si me gustaban”, dijo.
A pesar de estas medidas, en ocasiones Ivonne gasta 100 ó 200 pesos de más a la semana.
María, ama de casa de Oaxaca, también ha resentido los incrementos de precio.
“Todo está subiendo muchísimo: el papel higiénico estaba en 21 pesos y ahora está en 26... y ya no baja. Luego compras otro más barato, pero la calidad no es la misma, entonces te ajustas a que ya cuesta más”, contó.
AMINORAN EL IMPACTO
Las compras a granel, sobre todo de jabón líquido para manos, también ayudaron a aminorar el impacto del aumento de precios, agregó.
Este tipo de compras creció 5 por ciento en el primer trimestre.
A pesar de que fue el formato que más incrementó sus precios, con 20.6 por ciento, es más flexible respecto a la cantidad que se puede adquirir según las necesidades de cada consumidor, señaló la consultoría en consumo Kantar.