José Manuel Figueroa no puede parar. Simplemente no puede detenerse sin terminar los asuntos pendientes que su padre le encargó, aunque eso signifique que no puede llorarle “como Dios manda”
No ha podido llorar a Joan Sebastian
José Manuel Figueroa no puede parar. Simplemente no puede detenerse sin terminar los asuntos pendientes que su padre le encargó, aunque eso signifique que no puede llorarle “como Dios manda”