Singapur - 27 MAR 2021 - 12:04 CDT .- La amenaza no fue en balde: las fuerzas de seguridad birmanas han cumplido con su palabra de disparar a los manifestantes “por la espalda y en la cabeza” si continuaban desafiando su autoridad. La advertencia, lanzada en la víspera, se ha materializado este sábado en la jornada de represión más feroz contra los participantes en las protestas convocadas en al menos 40 ciudades de Myanmar, con al menos 114 muertos —entre ellos un niño de cinco años— por los ataques de la policía y los militares, según el medio independiente Myanmar Now. En paralelo, la junta militar celebraba el Día de las Fuerzas Armadas con un desfile castrense en la capital, Naypyidó, ignorado por la comunidad internacional, salvo excepciones como la de Rusia.
Las Fuerzas Armadas han llegado este sábado a un punto de delirio. Mientras su comandante en jefe, Min Aung Hlaing, líder del golpe de Estado del pasado 1 de febrero, aseguraba en un discurso de 30 minutos pronunciado con motivo de la efeméride castrense —el 76º aniversario de la rebelión contra la ocupación japonesa— que el Ejército “protegería a la gente de Myanmar y defendería la democracia”, anticipando la convocatoria de elecciones sin determinar fecha, se vivían escenas similares a las de una guerra por todo el país. En línea con la advertencia lanzada el viernes por los militares, soldados y policías disparaban a matar a los manifestantes de docenas de ciudades, entre ellas las principales, Yangón y Mandalay, pero también de localidades remotas, en imágenes divulgadas por medios locales y ciudadanos en las redes sociales.
“¡Han matado a mi hijo!”, gritaba desconsolado un padre mientras lleva en brazos al pequeño dentro de un coche, muestra uno de los vídeos; la fotografía de un bebé de apenas un año con el ojo ensangrentado tras ser alcanzado por una bala de goma cuando estaba en su vivienda en Yangón también aumentó la indignación. Un niño de cinco años se encuentra entre los, al menos, 40 fallecidos este sábado en Mandalay, la segunda ciudad principal del país. Otras 27 personas han muerto en la capital comercial, Yangón, además de docenas en varias ciudades de todo el país, de acuerdo con medios locales como Myanmar Now.
Los equipos de emergencia y rescate cuentan con que el número de víctimas mortales aumente, después de una jornada en la que decenas de miles de personas volvieron a salir a las calles para protestar contra los golpistas, pese a las amenazas de la junta militar emitidas por la cadena de televisión estatal, MRTV, el día anterior.
“Hoy es el día de la vergüenza para las Fuerzas Armadas”, denuncia por su parte el doctor Sasa, portavoz del Comité para la Representación de la Unión Parlamentaria (CRPH, por sus siglas en inglés), el autoproclamado Gobierno civil birmano. Formado por diputados de la NLD aún en libertad, el colectivo busca ser reconocido como representante legítimo de Myanmar por la comunidad internacional. El Movimiento de Desobediencia Civil, otro grupo opositor al golpe detrás de la convocatoria de las huelgas masivas que han paralizado algunos de los principales servicios del país en señal de protesta, recibió un simbólico espaldarazo el viernes tras ser nominado por un comité de académicos noruegos para el Nobel de la Paz, que ya fue concedido a Suu Kyi en 1991.
Aunque la mayoría de países no enviaron representantes al desfile militar, según el medio Asia Nikkei, Rusia, China, la India, Pakistán, Bangladés, Vietnam, Laos y Tailandia sí lo hicieron. “Rusia es un verdadero amigo”, ha alabado este sábado Min Aung Hlaing. Rusia envió a su viceministro de Defensa, Alexander Formin, al desfile, en la que supone la visita de más alto perfil de una potencia extranjera desde la asonada.