Al mejorar el clima en esta frontera, los migrantes que se encontraban refugiados dentro del Centro de Atención a la Juventud y en la Casa del Adulto Mayor han salido a las calles, regresando a los antiguos campamentos con plásticos y telas que han creado en predios sin construcción en la espera de que Estados Unidos atienda su petición de asilo.
Entre el grupo que salió era mayoría las mujeres embarazadas y con hijos, por lo que pudieron conseguir espacios para dormir en alguna casa de asistencia ubicada en los alrededores del río Bravo, como las secciones I y II de Senda de Vida.
Pero hubo otra parte de la comunidad que no pudo acceder y por ello pernocta en las casas de campaña.
“Nos dicen que el refugio está lleno, que sigamos esperando, dejaron entrar a mujeres y familias, pero nosotros que venimos solos sin esposas tenemos que esperar en la calle”, dijo Jean, migrante haitiano.
Ayer sábado, aunque las temperaturas se encontraban en los 21 y 22 grados centígrados, hubo lluvias ligeras que complicaron su estancia, ya que no hay concreto debajo de sus viviendas.
“Lo que ponemos es plástico y encima de eso dormimos, además los hombres hacen guardia porque también está inseguro, no hay luz, no tenemos acceso a baños, la comida es la que nos trae la gente de aquí, con la que estamos agradecidos“, comentó Fernanda, migrante hondureña.
Se estima que en Reynosa hay alrededor de ocho mil personas de diversas nacionalidades buscando asilo en Estados Unidos.
El director de Senda de Vida I, Héctor Silva de Luna, explicó que todos los días el gobierno extranjero llama hasta 150 personas para revisar su trámite, pero que la saturación no disminuye, ante la llegada en el mismo periodo de hasta 400 nuevas personas.
En las últimas semanas se ha observado mayor cantidad de migrantes de Centroamérica y connacionales, sobre todo de Guerrero, Michoacán y Puebla, quienes indicaron a EL MAÑANA huir de situaciones violentas.