Las personas que se dedican al lavado de autos enfrentan un riesgo constante debido a la intensa ola de calor que afecta a la ciudad de Reynosa, donde las sensaciones térmicas superan con frecuencia los 40 grados centígrados.
Al tratarse de una labor que, en la mayoría de los casos, se realiza al aire libre, las molestias físicas no tardan en aparecer y se convierten en parte de la rutina diaria. En el caso de los establecimientos que operan bajo techo, el panorama puede parecer un poco más favorable gracias a la frescura del agua, su herramienta principal. No obstante, la situación es muy distinta para quienes trabajan completamente expuestos al sol.
“Lo deben pasar muy mal. Yo sólo me encargo de lavar interiores, y me colocaban una lona que era muy delgada y dejaba pasar el calor; incluso, con un techo de lámina se siente igual de sofocante. Sería mejor contar con un techo de block. Ya cuando estás en plena canícula se vuelve insoportable, es muy pesado”, expresó Mathew López, dedicado al aseo automotriz.
El peligro de sufrir deshidratación, golpes de calor o insolación es permanente, aun así, los trabajadores buscan continuar con sus actividades. Comentó que recientemente padeció una insolación, que trató con electrolitos orales y descanso. Añadió que para protegerse de las quemaduras solares usa prendas de manga larga o tejidos más gruesos para que los rayos no entren en contacto directo con su piel.