Descubrimiento del noreste

Antonieta de Jesús Eugenia Espejo Vázquez del Mercado condujo un importante estudio antropológico en la antigua necrópolis de Reynosa, a principios de la década de los años de 1960

(Cuarta parte)

El  4 de agosto de 1572, Luis de Carvajal partió del pueblo huasteco Tanchipa, en búsqueda de una ruta que conectara el Pánuco con Mazapil, en lo que es ahora el Estado de Zacatecas, un camino que había sido buscado en vano por otros exploradores. 

Juan Lorenzo, el escribano que le había dado el nombramiento de alcalde ordinario de Tampico anteriormente, explica que atravesó por un arduo trabajo al cruzar enormes sierras, pasajes y ríos hacia el poniente, combatiendo casi a diario con los indios chichimecas. 

Fue el 4 de octubre de 1572, que después de 64 días de travesías que el contingente exhausto, encontró el camino que se dirigía al pueblo minero de Zacatecas, sin provisiones y después de haber perdido un número considerable de caballos. El punto en donde alcanzaron el Camino Real, que unía la ciudad de México con Zacatecas, se conocía como Fuerte de las Palmillas, al sur del pueblo minero. 

Este lugar se encontraba en el actual municipio de Ojo Caliente en Zacatecas, allí en 1898, en su cabecera municipal, nació la reconocida arqueóloga Antonieta de Jesús Eugenia Espejo Vázquez del Mercado. Espejo condujo un importante estudio antropológico en la antigua necrópolis de Reynosa, a principios de la década de los años de 1960.

El grupo explorador permaneció en el Fuerte de las Palmillas por 26 días, donde se abastecieron de provisiones a un alto costo. En las declaraciones de Juan Lorenzo, se menciona que Carvajal tuvo que vender a uno de sus esclavos negros y pedir prestado una gran suma de pesos oro, lo cual pagaría tiempo más tarde.

Aunque la distancia era de tan solo de 375 km en línea recta, entre Tanchipa y el Fuerte de las Palmas, al contingente le tomo más de dos meses en recorrerlo. Carvajal y su gente no dudaron en buscar otra ruta para su regreso. El camino al pueblo minero de Zacatecas y de ahí a Mazapil ya era bien conocido y fácil de recorrer por el altiplano.

El grupo permaneció entre 10 y 12 días en Mazapil, el establecimiento minero más septentrional de la Nueva España, donde Carvajal reclutó algunos soldados y reabasteció sus provisiones para el regreso. Deseaba encontrar una ruta más accesible entre Mazapil y Pánuco.


Según “Google Maps” el trayecto de la ruta sería recorrido hoy en menos de 20 horas en carro, 4 días en bicicleta y 14 días caminando.

EL DESCUBRIMIENTO

Para entonces, el teniente y justicia mayor de Mazapil, Francisco Cano, había explorado el territorio hacia Parras unos años antes. Según en el testimonio de Juan Lorenzo, alguien le dijo a Carvajal que hacia el norte había algunos cañones, donde podrían encontrar algún paso entre la cordillera hacia la costa, tierras conocidas ahora como la llanura del Golfo de México.

El contingente viajó hacia el noroeste por más de 160 km, flanqueando las pendientes de las múltiples elevaciones que corren en el altiplano, hasta llegar al valle donde se encuentra la actual ciudad de Saltillo.

Fue a principios del año 1573, cuando Carvajal y su gente, buscaron por algún tiempo el anhelado paso hacia el este. En los oficios presentados a la Audiencia de México, sobre sus méritos y servicios (1578), él mismo declara haber “encontrado un claro o abra que cruzaba la sierra, la cual nadie antes la había descubierto, ni por accidente”. 

En la actualidad se reconocen solo unos cuantos accesos de tránsito, entre el altiplano mexicano y la llanura costera del Golfo de México. Esta apertura o abra en la Sierra Madre, separa el valle donde se encuentra actualmente Saltillo, que se encuentra a 1600 m sobre el nivel del mar y el de Monterrey que se encuentra a 535 m, una diferencia de más de 1000 m entre estos dos valles. En esta abra, se elevan por ambos lados, las montañas de la cordillera por más de 2000 m de altura.

Este descubrimiento abrió un pasaje a los futuros exploradores entre el altiplano y la llanura costera del Golfo de México. Juan Lorenzo explica que después de pasar la dicha abra y después de haber atravesado la cordillera, el capitán Carvajal encontró extensas praderas con árboles, pastizales y con muchos ríos, muy cercanos unos de otros y fáciles de cruzar. Era una tierra que invitaba a ser habitada. Esto fue el valle llamado de Extremadura en siglo XVI, a un lado de la Sierra Madre.

Su biógrafo Samuel Temkin, sugiere que la toponimia de esa región haya sido impuesta por estos primeros exploradores novohispanos, incluyendo los nombres de Saltillo, el Cerro de la Silla, el Cerro de las Mitras, el río Santa Catarina y la garganta llamada La Huasteca. Temkin opina que el río Santa Catarina fue nombrado en honor a la madre del explorador Luis de Carvajal.

En el testimonio dado por Gerónimo de Zarfate, explica que la expedición después de explorar el territorio, se dirigió a la provincia de Pánuco, la cual fue alcanzada en mayo del año 1573, diez meses después de su partida. Este último trayecto, que todavía se encontraba controlado por los indios chichimecas, sería utilizado 10 años más tarde en dirección opuesta, explorando las regiones septentrionales de la llanura costera.

Carvajal cumplió el encargo impuesto por el virrey Martín Enríquez, ya que el viaje representó una contribución importante para el futuro progreso de la Nueva España, en lo que es ahora el noreste de México y Texas. El trabajo de Carvajal representa la primera exploración que se tiene de los Estados actuales de San Luis Potosí, Coahuila, Nuevo León y parte de Tamaulipas.

LA SEGUNDA COMISIÓN DEL VIRREY

La segunda comisión, después de encontrar el camino a Mazapil, era castigar a los grupos indígenas que habitaban al norte de Tampico y que habían robado y asesinado a muchos españoles.

Esta segunda tarea, se realizó inmediatamente después de su regreso de dicho viaje hacia Mazapil. Era una forma de financiar el viaje, una tradición que comienza desde la conquista de la Tenochtitlan, donde los culpables deberían ser vendidos como servidumbre por 10 años, tal como ya lo mencionamos en una nota previa de este matutino. Luis de Carvajal fue comisionado debido a su capacidad de sufragar los gastos de exploración a Mazapil, ida y vuelta.

Según el biógrafo de Carvajal, Samuel Temkin, fueron varias expediciones la que se llevaron a cabo ese año de 1573 y tal vez hasta principios del año 1574. Uno de los testimonios de uno de sus hombres, presentes en los oficios sobre sus méritos y servicios (1758), menciona que se habían dirigido hacia el río Bravo y la costa de la Florida. El testigo, Juan de Urribarri, explica que llegaron a un rancho de los chichimecas, que después de rodearlo mataron a su capitán, aprehendiendo a 30 individuos, los cuales fueron castigados de acuerdo con la comisión que llevaba, esto es, venderlos en esclavitud.

Otros de los testimonios es el de diego García, quien explica que esa expedición punitiva había llegado hasta el río Bravo y lo había logrado cruzar. De esta se desprende, que la expedición había regresado al Pánuco en el otoño de ese año de 1573.

Después de este viaje, Carvajal regresó de nuevo a Tanchipa, donde no muy lejos se encontraban unos grupos nativos que vivían en forma sedentaria. Según el testimonio de Juan Lorenzo, los grupos Capunoques y los Palalueques tenían casas y se dedicaban al cultivo del maíz. Ningún español había entrado antes a sus pueblos. Carvajal logró visitar sus comunidades sin causar algún daño, repartiéndoles algunas ofrendas de Castilla. 

Es posible que estos grupos étnicos sean los Olenoques de la segunda parte del siglo XVII y los Palahueques de la mitad del siglo XVIII.  Estos grupos todavía habitaban la misma región, aunque para entonces subsistiendo como cazadores y recolectores, una readaptación común en esa parte de Tamaulipas.

 Temkin comenta que Carvajal no solo logró el respeto entre los nativos, sino también el del virrey. En una próxima nota contaremos sobre los servicios que dio en otras regiones de la Nueva España y sobre el proyecto colonizador del Nuevo Reino de León.