El Mañana / Staff
Por lo menos 200 migrantes se plantaron frente a las puertas del albergue Senda de Vida I en espera de que les dieran un espacio dentro de ese lugar o en el Senda de Vida II, luego de que sus humildes y provisionales casas de campaña fueran derribadas ayer por la mañana.
Para después del mediodía del pasado viernes aún no les daban respuesta positiva a su petición, por lo que tuvieron que esperar varias horas bajo el frío y la pertinaz lluvia.
A decir de algunos de los haitianos y centroamericanos que buscan asilo político en Estados Unidos, la orden para tumbar los sitios que ocuparon por espacio de varios meses junto a la barda del Senda I, partió del director del refugio, Héctor Silva, quien consideró inapropiado que siguieran ocupando las tiendas de campaña fabricadas con pedacería de hule y colchas viejas.
En cambio, a decir de otros más, les dijo que les buscaría acomodo en el Senda de Vida II, pero entre los propios migrantes ayer mismo empezó a surgir un clima de preocupación ante la posibilidad de que al final de cuentas no les cumplieran el ofrecimiento.
Mujeres, niños y varones permanecieron a la intemperie en espera de que les autorizaran el acceso a uno de los dos alojamientos.
Al Senda de Vida I llegaron dos patrullas de la Guardia Estatal, quedando solamente una de ellas a la expectativa ante la numerosa concentración de migrantes que permanecieron frente y a los costados de la puerta principal del sitio.
- Las necesidades de la población migrante van en incremento, pero la comida es el reto más constante.