Leyendas de Reynosa

Se trata de historias que han sido contadas de boca en boca de los bisabuelos a los abuelos y nietos

La mayoría de la gente asume que las leyendas de fantasmas, aparecidos e historias de miedo se producen solamente en ciudades antiguas del país, pero en la frontera se corren muchas historias enigmáticas y de misterio. 

En Reynosa han surgido con el tiempo muchas leyendas que Don Cesar Humberto Issasi Cantú (QEPD), y quien fuera cronista de la ciudad recopiló en su libro titulado: “Leyendas de Reynosa”.

Se trata de leyendas que han sido contadas de los bisabuelos a los abuelos, nietos y que de boca en boca y que al compartirlas se han hecho célebres al paso de los años como: La Mujer de la Sierrita, La Mujer de la Frontera, La Mujer de Blanco, La Mano en la Caballera, La Historia de Pintorelli, entre otras.

Precisamente la referente a “La Mujer de la Sierrita” cuenta de una mujer de extrema belleza que aparece en el camino que va de Reynosa a Monterrey en el tramo conocido como “La Sierrita” aparece a descuidados automovilistas que la miran absortos en su hermosa silueta que se dibuja al cobijo de la luz de la luna.

De pronto los viajeros observan como la mujer de blanco- sin mediar invitación- aparece al lado de ellos y al detenerse o mirar por el espejo retrovisor desaparece dejándoles con los pelos de punta, es la historia de la mujer de la Sierrita que aparece al lado de los choferes que en sus autos suben la cuesta, ella flota mirándolos fijamente desde la oquedad de sus ojos inexpresivos.

MUJERES MISTERIOSAS

“La Mujer de la Frontera” es la historia de una mujer que, durante las noches de plenilunio, con la luna fulgurante en lo alto de los cielos, aparecía una mujer deslumbrante ataviada con gasas y velos que la identificaron como “la Mujer de Blanco”.

Se dice que caminaba en silencio, con su larga caballera ondeando libre al viento y bañado por los rayos lunares que jugaban con su silueta que flotaba en el aire y se perdía en los linderos de la laguna “La Escondida”.

Los hombres que la miraron quedaron prendados de su belleza, pero a la vez el terror los embargaba, pues sabían que esa mujer no era del mundo terrenal, venía del inframundo para encantar a los hombres que embelesados la seguían al monte y a los prados agrestes de entonces en la laguna, por muchos años se contó de sus apariciones a la medianoche.

Otra historia contenida en el libro “Leyendas de Reynosa” es la relativa a “La Mano en la Caballera” que dio pauta para la otra leyenda popular en la región: “La Mano Pachona”.

Esta cuenta que en la calle Matamoros antes de llegar a la Porfirio Díaz en la Zona Centro había un edificio de dos pisos, en la planta alta vivía- según decían- un duende que hacía toda clase de travesuras y desordenes, en el piso de abajo había una peluquería.

Los encargados de cortar el cabello a los niños y afeitar a los caballeros, aprovechaban la fama del viejo edificio y contaban toda clase de historias de miedo, en donde el duende era el protagonista.

Los peluqueros contaban con tal dramatismo y acento de veracidad sus historias que los clientes creían en algo sobrenatural que habitaba el caserío, el tiempo paso y el edificio fue demolido, pero al realizar excavaciones se encontraron huesos humanos que tenían muchísimos años de haber sido enterrados.


Historias que se han contado por mucho tiempo y mantienen vigente el misterio y el miedo de quien las escucha.