La monja de los dientes de lapislázuli

El fascinante hallazgo de la dentadura

La iluminación de manuscritos en la época medieval y en el Renacimiento fue algo hermoso y fascinante, de donde se desprenden cosas como los manuales alquímicos o una monja con dientes de lapislázuli. Científicos han examinado el sarro acumulado en los dientes de una monja que vivía en un pequeño convento en el siglo XI y hallado una notable cantidad de lapislázuli, la piedra preciosa usada también como pigmento. El lapislázuli fue el pigmento más valioso de la época, generando el azul de ultramar con el que se hermoseaban tablas, frescos y manuscritos. Hasta que se descubrió América, la única fuente de este pigmento era Afganistán, lo cual lo hacia sumamente caro.Los hallazgos muestran que las mujeres también fueron parte de ese oficio preciosista que era iluminar manuscritos. Las investigadoras del Instituto Max Planck creen que el caro azul del lapislázuli llegó a los dientes de la monja debido a que ésta debía afinar sus pinceles metiéndolos a la boca. Se encontraron hasta 100 partículas de lazurita en el sarro en tan sólo un diente, con un tamaño medio de diez micras. Otra teoría sugiere que el lapislázuli en los dientes podría tener como causa la llamada osculación devocional, la costumbre de besar los textos sagrados, algo que llegó a estar de moda en la Edad Media, y que quizá debería de volverse a poner de moda.Sólo queda imaginar la sonrisa de lapislázuli de aquella monja ilustradora, o, ¿acaso un beso azul sagrado?