Como si se tratara de un hechizo dejado por Darío Verón desde su partida, todos los centrales extranjeros que han llegado a Pumas batallan con las lesiones.
El paraguayo se despidió de los auriazules en el Clausura 2017 y un semestre después, Gerardo Alcoba, el hombre con el que hacía pareja, sólo jugó 12 de 17 compromisos por un desgarre en el muslo, en el que fue su último semestre en el club.
Al relevo llegó el español Alejandro Arribas que sufrió de todo con los Pumas pues se tuvo que tratar por una pubitis, lesiones musculares y hasta de un codo que se le dislocó en dos ocasiones.
La siguiente “víctima” de la “maldición de Verón” fue Nicolás Freire que terminó entre algodones el Apertura 2019 y ahora inició el presente año con un mal en la rodilla que lo privó de jugar con los universitarios en su debut en el Clausura 2020.
Menos mal que este Verón no era la “Brujita” de lo contrario, quién sabe qué tan mal estarían los centrales foráneos, con más hechizo