Cronista Municipal de Reynosa
Este pasado 16 de junio, los habitantes de Camargo recordaron el acontecimiento ocurrido hace 153 años en las Lomas de Santa Gertrudis. Un evento que concretó el futuro del noreste y de la nación en tiempos de don Benito Juárez. Año tras año los vecinos ribereños perpetúan esta tradición que conmemora el desalojo de las tropas invasoras del imperio austro-húngaro del territorio norteño.
El Ayuntamiento de Camargo (2018-2021) presidido por la Presidenta Municipal, Leticia Peña Villarreal, organizó los festejos de este aniversario el pasado lunes por obvias razones del calendario actual; frente al obelisco conmemorativo donde ocurrió la Batalla de Santa Gertrudis, así como en otros puntos de la ciudad de Camargo. Se rindieron honores al héroe camarguense en la plaza que lleva su nombre: Servando Canales Molano; para posteriormente pasar a la conferencia del Dr. Herrera.
Este pasado lunes, el Presidente del Congreso, Glafiro Salinas Mendiola presentó en sesión solemne de cabildo el dictamen aprobado por la actual XLIII Legislatura del Estado, en el cual se exhorta a la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión para que esta fecha histórica sea incluida en el artículo 18 de la Ley sobre el Escudo, la Bandera y el Himno Nacionales. Si este fuese el caso, el 16 de junio de 1866 pasaría a ser parte del calendario cívico nacional, convirtiéndose en una fecha solemne donde se izaría el lábaro patrio en el resto de la nación conmemorando la victoria republicana.
La incorporación de esta fecha al calendario nacional surge de las inquietudes de los alumnos y profesores de la escuela primaria “Josefa Ortiz de Domínguez” de la misma ciudad; iniciativa que es bien vista por la sociedad camarguense, el vecindario ribereño y en general por la ciudadanía de Tamaulipas y de los estados vecinos.
Dentro de la ceremonia cívica en las Lomas de Santa Gertrudis, como se viene conmemorando año tras año, no faltaron las lecturas sobre los históricos sucesos en ese campo de batalla, presentado por los alumnos y profesores de las instituciones educativas de Camargo. Un emotivo discurso oficial fue presentado por el reconocido historiador tamaulipeco, Dr. Octavio Herrera Pérez, quien impartió una interesante conferencia sobre el mismo tema en otro lugar de esta ciudad fronteriza.
Acompañando a las escuelas y autoridades civiles y militares se encontraban miembros invitados de logias, historiadores y cronistas de ciudades vecinas. Entre los cronistas se encontraban el Lic. Antonio Guerra Sandoval (adjunto) de Mier, Víctor Sáenz Ramírez de Camargo, Prof. Daniel López Urtaza de Cd. Díaz Ordaz y un servidor. En el evento estuvieron seis compañeros de la Sociedad de Historia de Reynosa, incluyendo su actual presidente, Dr. Roberto Barcelata Lagunes. El festejo concluyó en el hermoso Museo de Camargo, el cual es dirigido por su directora, Gloria Caro Mancha. En el mismo edificio se encuentra también el Archivo Histórico de Camargo, el cual es resguardado por el Prof. Víctor Sáenz Ramírez.
A continuación, reflexionamos sobre algunos datos asociados con los acontecimientos que llevaron a la batalla más representativa a nivel nacional en el norte de México, la cual apresuró el desalojo de las tropas del Imperio de Maximiliano del norte de México.
Los caudillos de Camargo
Los reconocidos caudillos del río Bravo, José María de Jesús Carvajal, Juan Nepomuceno Cortina y Servando Canales Molano lucharían por el bando liberal. El primero era natural de San Antonio de Béjar (Texas) mientras que los dos últimos eran nativos de Camargo, Tamaulipas; todos consideraban a la villa como su terruño. Los tres veteranos de la Guerra de la Intervención Norteamericana, también habían participado en la Guerra de Reforma y pronto respondieron al llamado de don Benito Juárez para detener al ejército francés en su primer afán por tomar el centro de México y posteriormente en las márgenes del mismo río Bravo.
El desembarco liderado por el general Elías Federico Forey en Tampico en noviembre de 1862 y la tentativa del español José María Cobos por tomar Matamoros en noviembre de 1863 fueron intentonas efímeras por parte de Francia y sus seguidores en Tamaulipas. El avance definitivo de las tropas francesas hacia el noreste de México culminaría el 26 de septiembre de 1864, cuando el entonces sutil gobernador Cortina fue acorralado en el Puerto de Matamoros por diferentes flancos: el Almirante Bossé por mar en la desembocadura del río Bravo; Charles Louis Du Pin con su contraguerrilla por el lado de Soto la Marina; el General Tomás Mejía desde Cadereyta.
El gobernador Cortina entonces decide someterse a las fuerzas francesas, involucrándose las Villas del Norte con el Imperio Mexicano de Maximiliano en octubre de 1864. No sería hasta el 1º de abril de 1865 que Cortina retomaría las filas republicanas en San Fernando, Tamaulipas. El Ejército del Norte comandado por el ministro de Guerra, Miguel Negrete, viajó desde Chihuahua para tomar a Monterrey uniendo fuerzas con el ejército de Mariano Escobedo. Negrete trató tomar infructuosamente el Puerto de Matamoros, dejando a Cortina encargado de hostilizar a Matamoros, mientras que el resto del río Bravo quedaban intermitente del lado Imperialista o del Juarista, dependiendo de la presencia militar en las villas de Reynosa, Camargo y Mier.
Los intentos por tomar Matamoros a finales de octubre y principios de noviembre de 1865 fueron desastrosos para el General Escobedo. El futuro de los imperialistas en el noreste mexicano se definiría en Las Lomas de Santa Gertrudis (al sur de Camargo) el 16 de junio de 1866. La lucha entre los liberales por la gubernatura de Tamaulipas por los caudillos del río Bravo (Carvajal, Cortina y Canales) quedaría en suspenso mientras los partidarios del Imperio de Maximiliano eran desalojados del noreste de México.
Las Lomas de Santa Gertrudis
Desde el 12 de abril de 1866, el coronel Pierre Jean Joseph Jeanningros (comandante de la legión extranjera francesa, designado gobernador del distrito de Monterrey) había avanzado desde esa ciudad hasta la comunidad Charco Escondido en el municipio de Reynosa, con objeto de conducir 600 hombres para Tomas Mejía y cambiar convoyes de mercancías; pero las tropas francesas fueron desatinadamente desviadas hacia Galeana, Nuevo León por el General de División Charles Abel Douay.
En un segundo intento el 8 de junio de 1866, el Teniente Coronel Adrián de Tucé fue enviado con dos mil hombres desde Monterrey hacia el río Bravo con dos batallones de la legión extranjera, compuesta con soldados belgas (1,500) y mexicanos (500); con alguna caballería llevando seis piezas de artillería. Mientras que Tomás Mejía, envió desde Matamoros con cargamentos que se intercambiarían en Mier; para que trajeran a sus respectivos destinos. Los aranceles del intercambio comercial eran críticos para mantener a las tropas imperialistas funcionando.
El General Republicano, Mariano Escobedo sabía, por comunicaciones interceptadas, sobre el plan del enemigo imperialista; entendía que si cualquier de los grupos era acometido podría ser auxiliado por el otro. Escobedo había marchado como relámpago en tres días desde Linares, colocando sus tropas entre los dos ejércitos franceses.
En el momento que las tropas de Tucé arribaron a Cerralvo, el General Escobedo a marcha forzada movió sus tropas al oriente hacia las Lomas de Santa Gertrudis, cerca de Camargo, dejando a la vista de los franceses acantonados seiscientos caballos al mando de don Ruperto Martínez, quien lo mantenía a raya haciéndole creer que iba a ser atacado.
El convoy, de doscientos carros con mercancía arrastrados por más de dos mil mulas, venía de Matamoros custodiado por una fuerza de dos mil hombres, compuesta principalmente por austriacos y alguno, americanos confederados y mexicanos imperialistas, bajo el mando del General Feliciano Olvera.
Desde las 10 de la mañana, Escobedo llegó al sitio de Santa Gertrudis (localmente conocido como la Loma del Ebanito). Esa tarde tras un reconocimiento con una fuerza de doscientos soldados de caballería y otros tantos de infantería fue rechazado por los cuerpos fuerzas imperialistas después de un ligero combate; retrocediendo su campamento hasta una milla, la cual sería recuperada a la mañana siguiente.
Escobedo regresó a las lomas dividiendo 1,400 hombres en cinco columnas: cuatro de ataque y una de reserva. Además, eran acompañados por dos columnas de caballería al mando del General Gerónimo Treviño. Las tropas Republicanas llevaban como segundo al mando al Mayor General Sóstenes Rocha.
La cuarta columna se componía de 300 rifleros de la Brigada Tamaulipas Canales, la cual era dirigida por los Coroneles Servando Canales y Julián Cerda.
A las seis y media de la mañana del día 16 de junio de 1866, las fuerzas imperialistas dispararon un primer cañonazo seguido por fuego de artillería tratando de reconocer el campo, mientras que sus tropas avanzaban con lentitud. La táctica de Escobedo fue mantener su gente pecho a tierra y la caballería oculta en un pequeño bosque. Escobedo dio la orden de carga hasta que el enemigo se encontraba a menos de tiro de fusil. Según “el parte”, la ejecución fue admirablemente precisa, caminando las columnas de infantería a paso de carga hasta trabarse el combate al arma blanca con la respuesta inmediata de la caballería. Concluyó todo a las siete y media de la mañana con la completa destrucción de las fuerzas austro-francesas.
De acuerdo con los datos recopilados por el General Sóstenes Rocha, en el campo de batalla al día siguiente, habían fallecido 551 soldados (396 imperialistas y 155 republicanos) los heridos llegaron a un total de 243 personas (165 imperialistas y 78 republicanos). Los prisioneros de guerra sumaban 1, 001 individuos (858 mexicanos y 143 austriacos).
Entre el material recuperado se encontraban ocho piezas entre cañones y obuses, cinco carros de baterías y municiones, 627 municiones de artillería, 5500 municiones de infantería, 2093 armas de todo tipo (rifles Misisipi, carabinas austriacas, marrazos, lanzas, sables y bayonetas) y 34 instrumentos musicales.
El Coronel Tucé se enteró de la batalla el día 17 de junio, por lo que se trasladó en el acto hacia Mier donde llegó al día siguiente. Debido a la derrota de Olvera en Santa Gertrudis aumentaron las deserciones en su tropa, por lo que procedió a retirarse hasta Monterrey, en donde llegó el 28 de ese mes. Al no poder sostenerse en Matamoros, el General Tomás Mejía capituló con el General José María Jesús Carvajal, quien recientemente había retornado a Brownsville; comisionado por Juárez había visitado al gobierno de Abraham Lincoln. Mejía desocupó la plaza el 23 de junio, dejando las piezas de artillería de su ejército; sus hombres fueron trasladados en barcos americanos de vapor hasta Veracruz.
Estos son tan sólo algunos de los eventos de la victoria del Ejército del Norte sobre el Imperio de Maximiliano, sucesos que año tras año son perpetuados con algún sentimiento de orgullo en nuestra región.
Alumnos y profesores de la escuela primaria “Josefa Ortiz de Domínguez, acompañados por el cabildo de Camargo 2018- 2021, develan placa conmemorativa sobre la petición de incluir el 16 de junio de 1866 al calendario nacional.