Tom Hanks nunca ha hecho el papel de superhéroe, pero cuando el actor recientemente se puso un sencillo suéter y los pantalones de vestir que lo acompañan, se sintió como uno.
“Me sentí como Batman. Sentí como si estuviera usando la capa y la capucha del Caballero de la Noche”, dice Hanks. “Sólo hay una persona que uno puede ser cuando se pone esas cosas, y ese es Fred Rogers”.
Desde que se anunció que Hanks daría vida al adorado presentador de la TV infantil en “A Beautiful Day in the Neighborhood” (“Un buen día en el vecindario”), parecía destinado a hacerlo. He aquí un actor que ha sido sinónimo de afabilidad y “gentileza” interpretando a uno de los rostros más amigables de la televisión estadounidense.
LO RECHAZA
Pero esto no hubiera ocurrido sin Marielle Heller y el guion del filme, de Noah Harpster y Micah Fitzerman-Blue, había dado vueltas por años antes de que Heller lo asumiera, y Hanks ya lo había rechazado más de una vez.
“Yo no te rechacé a ti”, dijo Hanks en una entrevista junto a Heller. “Simplemente decliné hacer algo”.
Probablemente Mr. Rogers estaría complacido de que la primera película de ficción sobre él esté basada, desde un principio, en una amistad surgida de una manera amable. Hanks conoció a Heller en una fiesta de cumpleaños para su hijo Colin. Acababa de leer un artículo en el New York Times sobre mujeres cineastas y se lo mencionó a Heller al enterarse de que era directora.
LOS DESARMA
En cuestión de días, Hanks llamó para programar una reunión y eso llevó a “A Beautiful Day in the Neighborhood”. Basada vagamente en un artículo de Tom Junod para la revista Esquire, el protagonista del filme es un periodista neoyorquino llamado Lloyd Vogel (interpretado por Matthew Rhys) asignado a escribir un perfil sobre Rogers. A Heller y Hanks les gusta ver a Rogers como el antagonista de la historia _ el agente de cambio en la vida de Lloyd _ cuya sinceridad y empatía desarman al reportero cínico.
Acercarse a Rogers también desarmó a Hanks y Heller. La producción recibió el visto bueno de Joanne Rogers, la viuda de Fred, y se filmó mayormente en escenarios reales en Pittsburgh. Hanks usó viejas corbatas de Rogers, nadó las mismas piscinas diarias que él, y juntos directora y actor trataron de vivir la bondad que pregonaba este personaje, un ministro presbiteriano licenciado. La película recalca que Rogers no era un santo; tenía que trabajar para ser bueno.
“En un momento, al principio, Tom me dijo ‘tengo la sensación de que ninguno de nosotros va a ser el mismo al terminar esta película’”, dijo Heller.