Falleció fotógrafo José Hernández Claire

Para José Hernández Claire la calle era el escenario del mundo, ahí comenzó su labor como fotógrafo y fue donde hasta el último momento desplegó su curiosidad por documentar la condición humana a través de imágenes en blanco y negro

Guadalajara, México

La memoria visual de su tiempo, desde manifestaciones religiosas, movimientos migratorios, marchas para exigir justicia, postales de la vida cotidiana, escenas extraordinarias de tragedias y dramas sociales son el legado de uno de los grandes documentalistas de México, quien la tarde de ayer falleció de un paro cardiaco a los 72 años de edad.

"Mi trabajo es de documentación social, la condición humana, ese es principalmente mi género fotográfico, todo el tiempo he hecho trabajo que tienen que ver con la justicia, la marginación, los derechos humanos, inclusive antes de la tragedia", dijo en entrevista con MURAL en 2017 quien fuera pupilo de Philip Perkis, Arthur Freed, Paul McDonough y Manuel Álvarez Bravo.

En medio de un mar de fotógrafos tratando de obtener la mayor parte de tomas posibles, él destacaba, no solo porque sus amigos, ex alumnos y colegas lo respetaban fervorosamente y le daban su espacio, sino porque su cámara, comparada con otras, era distinta.

A todos los eventos cargaba su cámara análoga, aunque usaba cámaras digitales, seguía confiando en su Leica y en los procesos de impresión tradicionales, esa magia que solo sucede en cuartos oscuros y laboratorios. Aunque se graduó como arquitecto de la Universidad de Guadalajara en 1976, pronto descubrió su vocación por la fotografía y decidió estudiar sobre ella en el Pratt Institute, en Brooklyn, Nueva York, de 1978 a 1982, ahí comenzó todo, en la Gran Manzana, documentando la ciudad y sus habitantes, para después regresar a su natal Guadalajara y continuar con su labor. Sumado a su inquietud detrás de la cámara, a partir de 1987 incursionó en la docencia en la Escuela de Artes Plásticas de la UdeG, donde enseñó a generaciones toma fotográfica, para en 2007 integrarse como profesor de fotografía documental en el ITESO. "Fotógrafo, maestro, cronista de la identidad de su tiempo y espacio deja un gran legado que es indispensable observar y revaluar.

Fue un gran creador y apasionado de la fuerza que tiene la fotografía como construcción simbólica. Lo vamos a extrañar", lamentó el fotógrafo tapatío Rafael del Río, quien compartió con Hernández-Claire varios momentos claves de su carrera. Humberto Muñiz fue su compañero en uno de los diarios en los que trabajó, Siglo 21 y luego su amigo. Lo había visto hace unos meses, cubriendo una manifestación y acordaron verse para tomar un café que nunca llegó. Como a todos, su muerte lo tomó por sorpresa, pero sabe que su influencia en tantos de sus alumnos seguirá viva. "Era un fotógrafo muy disciplinado. Podía durar años haciendo una serie, como la de la Virgen de Zapopan, que retrató durante casi 20 años ininterrumpidos, de allí salió su libro Ritos y Costumbres, sobra decir que es uno de los mejores de México: su constancia, su disciplina y su purismo en la fotografía son inolvidables. Era un perfeccionista", recuerda Muñiz.

En 1992, Hernández-Claire recibió uno de los reconocimientos más importantes a los que puede aspirar un fotógrafo, el Premio Internacional de Periodismo Rey de España: él y Pedro Valtierra, el fotógrafo mexicano fundador del proyecto Cuartoscuro, son los únicos fotógrafos mexicanos que lo han recibido. El amor a la fotografía y su disciplina para el trabajo, son dos de las más importantes cualidades que rescata Valtierra ante esta pérdida. "Fue un hombre generoso, humilde, muy respetuoso y un maestro que cambió a muchos. Es una noticia muy dolorosa para la comunidad de fotógrafos de todo el País, estas son las muertes que duelen mucho. "Estaba en una etapa muy importante de su vida como fotógrafo, lo sentía con mucho entusiasmo.

Su vida era la fotografía y hasta los últimos meses trabajó en una de sus series sin parar", asegura su colega. De entre las muchas condolencias por su muerte en redes sociales, destacan las de sus alumnos que recuerdan sus clases como entrañables e inspiradoras. El fotógrafo y artista visual tapatío Ricardo Guzmán rememora que las clases con Hernández-Claire fueron un antes y un después para que él se dedicara a esto de por vida.

"Él es la chispa que hizo arder el fuego interno que llevo todos los días. Le debo todo lo que hasta ahorita soy, a grandes rasgos". Ricardo recuerda, sobre todo, la absoluta generosidad de Hernández-Claire. Afirma que como profesor no se guardaba nada, compartía todos sus secretos y mantenía una cercanía amistosa con sus alumnos que luego se convertían en sus colegas. "Lo que recuerdo es su compromiso con la fotografía, el respeto que le tenía a su oficio, a sus compañeros ya la gente que retrataba. Pocas veces ves un compromiso como ese, era contagiosa".

UN LEGADO INÉDITO

Las últimas exhibiciones de Hernández-Claire en el estado fueron curadurías temáticas más bien breves. En el Ex Convento del Carme, a finales de 2019, expuso "Pesadilla Americana", una revisión a su trabajo sobre el fenómeno migratorio de México a Estados Unidos y el paso de la Caravana Migrante por la República a propósito del Día Internacional de los Derechos Humanos el 10 de diciembre.

Antes de eso, en 2018 tuvo otra muestra relacionada con la migración en el Centro Cultural El Refugio; en 2017 expuso una retrospectiva titulada "Con los Pies en la Tierra", en la Sala Giroleta del Palacio de Gobierno, donde dialogaba con la obra de su amigo, el fotógrafo estadounidense Philip Perkins. Estas, sin embargo, no alcanzan a vislumbrar lo vasto del archivo y del trabajo de Hernández-Claire. Pedro Valtierra recuerda que la última vez que habló con el fotógrafo tapatío este le confesó que tenía alrededor de 40 y 50 rollos inéditos de su trabajo sin revelar y que estaba pensando en comenzar a imprimir las imágenes para organizar su archivo. "Todavía falta mucho por ver, Pepe tiene todavía mucho trabajo que no conocemos", asegura el director de la agencia Cuartoscuro. Por su parte, Ricardo Guzmán lamenta que hay una gran deuda de las instituciones y que él y Hernández-Claire habían comentado varias veces la posibilidad de hacer una gran retrospectiva, en un recinto importante de la Ciudad que estuviera a la altura de su trayectoria. "Se lo debían desde hace años las instituciones y nosotros sus compañeros, un homenaje como se lo merece, le debíamos hacer una gran exhibición con sus piezas y un libro que realmente lo represente, hay una deuda muy grande ahí".

Valtierra afirma que frente a esta deuda no solo tocará al Estado de Jalisco y a la Universidad de Guadalajara, donde Hernández-Claire dio clases durante años, sino a todo el País. "Hernández-Claire fue uno de los mejores fotógrafos que ha tenido México, sin dudas", asevera Valtierra. LA LENTE TESTIGO Han pasado 29 años desde que Hernández-Claire documentó la tragedia en el Sector Reforma de Guadalajara, y su imagen "Manos Amigas" sigue conmoviendo y mostrando al mundo lo que ocurrió ese 22 de abril en Guadalajara. La imagen, ejemplo de la búsqueda de a verdad y sin alteraciones que siempre caracterizó al artista, fue reconocida con el Premio Internacional de Fotoperiodismo Rey de España en 1992.