"A Complete Unknown" ("Un completo desconocido") ciertamente hace honor a su título. Después de más de dos horas de esta mirada melancólica al trovador más enigmático de Estados Unidos, apenas te acercas a comprender el alma de Bob Dylan. Pero ese no es el punto de la película biográfica de James Mangold: no se trata de quién es Dylan, sino lo que provoca en nosotros.
Mangold, quien dirigió y coescribió el guion con Jay Cocks, no realiza un tratamiento tradicional de cuna a tumba. Se concentra en unos pocos años cruciales entre la llegada de Dylan a Nueva York en 1961 y cuando sacudió el Festival Folk de Newport en 1965 al tocar una guitarra eléctrica Fender Stratocaster.
Eso significa que nunca aprendemos nada sobre Dylan antes de que llegue al Greenwich Village de Manhattan con una guitarra, una chaqueta de piel forrada de lana, una gorra de pescador y mucha ambición. Y siendo Dylan, después de eso solo obtenemos retazos.
El mundo gira a su alrededor, ese uber-cifrado de la canción americana. Las mujeres se enamoran de él, los músicos buscan su órbita, los fans exigen su autógrafo, los ejecutivos discográficos luchan por su firma. La Crisis de los Misiles Cubanos se funde con el asesinato de Kennedy y la Marcha sobre Washington. ¿Qué piensa Dylan de todo esto? La respuesta está en el viento.
GRAN RETOCualquier actor sensato huiría de este encargo. No Timothée Chalamet, y "A Complete Unknown" es su trabajo más ambicioso hasta la fecha, pidiéndole no sólo que interprete a alguien tan camaleónico como una mueca, sino también que toque y cante 40 canciones con el inconfundible gruñido de Dylan y con su armónica tempestuosa. Daniel Craig ha sido calificado como valiente por su papel en esta temporada de premios en "Queer". Intenta tocar "Subterranean Homesick Blues" frente a una multitud.