Expone el racismo

La cinta animada “Paws of Fury” es un llamado a intolerancia

Los Ángeles, California

La comedia western de Mel Brooks “Blazing Saddles” (“Sillas de montar calientes”) de 1974 atacaba el racismo de una manera tan frontal que el guionista y director consideró recientemente que no podría hacerla hoy. Quizá, sólo quizá, eso pasó con “Paws of Fury: The Legend of Hank” (“El perro samurái: La Leyenda de Kakamucho”), pero a un costo terrible.

La nueva versión animada y coja de Paramount de hecho desencadena nuevos estereotipos al tratar de exponer el racismo para una audiencia preadolescente. El estudio parece haber buscado legitimidad trayendo al venerado Brooks a este camino accidentado, ensombreciendo ambos legados.

ENTRE HOMENAJE Y PARODIA

El resultado está incómodamente entre el homenaje, la parodia, el hurto y la pereza. “Paws of Fury” sigue el guion original de Brooks justo hasta el momento en que le pegan a un caballo y hay una escena grupal de flatulencias, pero no captura su emocionante vibra que rompe límites.

Paws of Fury: The Legend of Hank” cambia el viejo oeste estadounidense de la cinta original por el Japón medieval, pero realmente no tiene época específica y esto no es algo bueno. El humor es tímido.

Este es un Japón con árboles de cerezo en flor y origami y también discotecas con secciones VIP y música house. No tiene una locación real. Los animadores mezclan poco las imágenes, lo que le da a la película un aspecto predecible, de ojos grandes y violento.


  • Un divertido mundo de gatos.