Guillermo del Toro da vida a Frankenstein en una película esperada

Oscar Isaac y Jacob Elordi se unen en la película Frankenstein de Guillermo del Toro.

El primer día de rodaje de "Frankenstein", Guillermo del Toro mostró un dibujo de la criatura que había hecho cuando era adolescente.

"Él dijo: 'Esto es como Jesús para mí'", recuerda Oscar Isaac.

Para el cineasta nacido en México, la novela gótica de Mary Shelley de 1818 y la película de 1931 con Boris Karloff son dos obras esenciales personales: el origen de un afecto de toda la vida por los monstruos que del Toro ha traído a la vida desde entonces, en montones de bocetos y en una filmografía llena de ellos. Para un niño incomprendido que creció en una familia católica devota, la criatura de Frankenstein, no amada por su creador, pero dotada por Karloff de empatía y fragilidad, abrió algo en su interior.


"Creo que puedes hacer una versión de 'With a Little Help From My Friends' y ser Joe Cocker o no. Pero lo único que tienes es tu voz", dice del Toro. "Es muy católico porque viene de mí. Estoy interesado en responder por qué Dios tuvo que enviar a Jesús para ser crucificado".

Inspiración de un espectáculo de medio tiempo

El "Frankenstein" de del Toro también se hizo con particular fidelidad a Shelley, y busca evitar algunas de las caracterizaciones más simplistas que se han hecho a lo largo de los años. La concepción de Victor Frankenstein era menos la de un científico loco que la de un artista y showman. Isaac incluso se inspiró en un ícono del R&B.

"Para una escena, cuando Victor entra en la torre por primera vez, imaginando su laboratorio, incluso vi un ensayo de Prince llegando al Super Bowl y la forma en que miraba alrededor del escenario, ese tipo de dominio", dice Isaac.

Del Toro, de 60 años, se ve a sí mismo tanto en Frankenstein como en su monstruo, y quería un "Frankenstein" que reflejara las perspectivas de ambos.

"Desde 'Nightmare Alley' ('El callejón de las almas perdidas'), tiendo a pensar que el protagonista y el antagonista a veces son el mismo personaje", dice del Toro. "Eso, supongo, sucede después de cumplir 50. Empiezas a ver el mundo como una paradoja, en lugar de una dicotomía".

Es tentador ver a del Toro, él mismo, como una especie de Victor Frankenstein. Es un creador de monstruos, un conjurador de cosas fantásticas. Pero a pesar de haber contemplado su película de Frankenstein durante muchos años, no quería hacer una película predestinada, electrificada a la vida por su genio. Quería guiarla más suavemente hacia su existencia.

"Contrario al doctor, he aprendido a escuchar. Cuando eres un cineasta joven, hablas sobre la película que ves", dice del Toro. "Lo que aprendes con las décadas de experiencia es que la película está hablando. Y te dice lo que necesita ser. La gente pregunta qué viene con la edad como director. Yo digo, entiendes que hacer películas no es una dictadura. No es una negociación de rehenes con la realidad".