El sonido de la libertad: Dolorosamente real

Esta película es un balde de agua con hielos: conforme nos vamos sumergiendo, el frío y el dolor, se hacen más intensos

Ciudad de México.- Hay temáticas que queman. Tópicos incómodos, dolorosos, que nadie se atreve a tocar. Y es que no es fácil trasladar la denuncia al cine -menos si tiene cariz comercial. Casi todo mundo prefiere evadir, más que confrontar.

Y vaya que confronta El Sonido de la Libertad.

LA TRAMA

Honduras. Una joven guapa se presenta en un domicilio; asegura al papá de unos niños, tener una agencia de modelaje. El papá accede a llevarlos a un casting. Cuál será su terror cuando, al regresar, han desaparecido.

Esta película es un balde de agua con hielos: conforme nos vamos sumergiendo, el frío y el dolor, se hacen más intensos. Sin ambigüedades, nos habla sobre la trata de personas; más específicamente, el tráfico de niños para abuso sexual.

Sí, el tema es terrible. Sin embargo, Alejandro Monteverde logra brindarnos un buen thriller basado en hechos y personajes reales. 

  • Ojo, en ningún momento se vuelve superficial o anecdótico, ni devalúa a las víctimas. Simplemente utiliza las herramientas de la narrativa para atraparnos en la historia. Y vaya si lo logra.

Sobresale Jim Caviezel como Tim, agente del FBI que decide hacer hasta lo imposible por rescatar pequeños en esta situación. Sus ojos azules comunican multitudes: tristeza, desesperación, urgencia. Una actuación convincente e intensa.

Le acompañan Eduardo Verástegui, quien también funge como productor del filme y otros mexicanos como Gustavo Sánchez Parra y Gerardo Taracena.

Parte de lo que funciona tan bien en la trama, es la suspensión de incredulidad -todo se muestra realista y nos mantiene dolorosamente atentos y estresados. Hay cifras y datos impactantes.

Viendo la película, resulta inexplicable cierta campaña negativa en su contra. Aquí no hay agendas políticas, sino una urgencia absoluta de dejar salir del estupor y la apatía. Dejar de evadir y empezar a actuar.