Maravilla y guerra en ‘Avatar: Fire and Ash’

Avatar Fire and Ash: crítica de la nueva entrega

Cuando me resfrié al día siguiente de ver la tercera y más reciente película de “Avatar”, “Fire and Ash” (“Fuego y Cenizas”), me pregunté si lo había contraído en Pandora.

La promesa de la trilogía en 3D de Cameron siempre ha sido la inmersión: inmersión en un mundo de ciencia ficción, en el asombro tecnológico, en un posible futuro del cine. “Avatar” es casi más un lugar al que ir que una película para ver.

Aun así, ya han pasado dos décadas desde que Cameron emprendió esta búsqueda teñida de azul. El brillo de la novedad se ha desvanecido, o al menos es menos pronunciado, con nuevos avances tecnológicos con los que lidiar. “Avatar: Fire and Ash” (“Avatar: Fuego y cenizas”) se presenta con un video detrás de cámaras sobre cómo se utilizó la filmación de interpretaciones durante la realización de la película. El mensaje implícito es: No, esto no es IA.

¿Qué ofrece Avatar Fire and Ash en su narrativa?

Las películas de “Avatar”, con su magia de efectos visuales y su torpe narrativa revisionista del Oeste, siempre han parecido, sobre todo, una inmersión en un sueño de James Cameron. La idea de estas películas, después de todo, le vino a Cameron, según ha dicho, en una visión bioluminiscente hace décadas. En su mejor momento, las películas de “Avatar” han parecido un escenario de otro mundo para que Cameron maneje tantas cosas —armamento colosal, maravilla ecológica, arrogancia humana temeraria— que han marcado sus películas.

“Fire and Ash”, con más de tres horas de duración, es nuestra estancia más larga en Pandora y la que probablemente te haga reflexionar más por qué viniste aquí en primer lugar. Siguen siendo epopeyas de artesanía y convicción. Puedes sentir la profunda devoción de Cameron por la dinámica de sus personajes centrales, incluso cuando su interés supera al nuestro.

Detalles sobre los personajes de Avatar Fire and Ash

Eso es especialmente cierto en “Fire and Ash”, que, tras la segunda parte centrada en la familia y el mar, “The Way of Water” (“El Camino del Agua”), gira hacia un nuevo capítulo de choque cultural. Introduce un violento clan rival Na’vi cuya líder iracunda, Varang (Oona Chaplin), se asocia con el estruendoso Coronel Miles Quaritch de Stephen Lang y los colonizadores humanos.

Para aquellos que han seguido de cerca la saga de “Avatar”, sospecho que “Fire and Ash” será una experiencia gratificante. Quaritch, la respuesta de Pandora a Bill Kilgore de Robert Duvall en “Apocalypse Now” (“Apocalipsis ahora”), sigue siendo un personaje ferozmente cautivador. Y la introducción de Varang de Chaplin le da a esta entrega una electricidad que las dos anteriores carecían.

Impacto de Avatar Fire and Ash en la saga

Pero para aquellos cuyos viajes a Pandora han tenido menos impacto, “Fire and Ash” es un poco como regresar a un lugar de vacaciones medio recordado, solo que uno donde el estilo de cola de caballo local es un poco extraño y todos parecen tener la cintura de una supermodelo.

El tiempo solo ha reforzado la sensación de que estas películas son terraríos cinematográficos herméticamente sellados. Son como una prueba beta de mil millones de dólares que, a pesar de su éxito en taquilla, han demostrado en última instancia que todas las capacidades de diseño del mundo no pueden conjurar una historia de impacto significativo. La huella cultural ligera que dejaron los dos primeros éxitos de taquilla solo insinúa por qué estas películas parecen evaporarse al llegar los créditos finales. Es la falta de vida interior de cualquiera de los personajes y la estética insípida de protector de pantalla.