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Monterrey, N.L.

SUPERINTELLIGENCE

Melissa McCarthy interpreta a una mujer que se preocupa por el planeta Tierra y que no deja de ser una persona promedio y poco notada por los que la rodean.

Es por eso que le sorprende cuando una “inteligencia artificial” la selecciona para meterse en su vida y ver si la humanidad merece una oportunidad o las máquinas deben revelarse y destruirla.

Esa es la premisa de la comedia familiar Superinteligencia, que si no fuera por los aparatos tecnológicos que aparecen uno podría pensar que es una película de los 80, por la manera inocente en que se trata el mundo.

Para probar que la raza humana merece ser salvada, su nuevo juez cibernético se lanza a la misión de conectar al personaje de McCarthy con su ex y lograr que se enamoren otra vez. Todo mientras el Gobierno de Estados Unidos lucha a marcha forzada para detenerlo.

McCarthy es una actriz con mucho carisma y nuevamente esta en un proyecto que pone todo el peso de un guion fallido en sus hombros.

Y ella puede con eso, ya que la cinta es entretenida y funciona como entretenimiento familiar ligero.

James Corden adopta la voz de la inteligencia en cuestión, ya que el personaje de la actriz es fan en la cinta del conductor y actor.

Trabaja nuevamente con Mc- Carthy el actor Bobby Cannavale, esta vez como su interés amoroso.

Y sus escenas juntos y la torpe manera en que se reconectan amorosamente es sin duda lo mejor de la película.

Superinteligencia tiene una premisa que merecía una mejor película, pero funciona para los fans de la actriz.

LA VIDA SEGÚN ATTENBERG

El filme aborda la historia de una joven veinteañera que despierta a la sexualidad, la muerte y la madurez en un pueblo minero en el que nunca pasa nada. Marina (Labed) vive al lado de su padre, que enfrenta una enfermedad terminal.

Su espejo/cómplice/ confidente/compañera es su amiga Bella (Randou), con quien lleva una estrecha relación. Ambas experimentan la vida, observan y analizan todo como si se tratara de un documental de naturaleza para televisión, desde los besos hasta los sueños eróticos o meramente simbólicos, los celos y la asunción de la propia asexualidad.

 

Contada por medio de largos planos y escenas que apuntan más al naturalismo que al efecto dramático, la película no obstante tiene un ritmo constante que mantiene la atención, pero que puede resultar muy demandante para espectadores acostumbrados a la velocidad de la edición tipo americana.