EL INOCENTE
El norteamericano Harlan Coben es un escritor que maneja con maestría el thriller.
Sus novelas han sido la base para un puñado de series producidas para TV, cuatro de ellas para Netflix en diferentes países: Safe (2018) y No Hables con Extraños (2020), ambas en Gran Bretaña, Bosque Adentro (2020) en Polonia y El Inocente (2021) en España.
Está última fue adaptada y dirigida por Oriol Paulo, otro especialista en thrillers, realizador de verdaderas joyas como El Cuerpo (2012) y Contratiempo (2016).
A esta conjunción de talentos se le suma el de un elenco ideal y el resultado sólo puede ser calificado como “apasionante y adictivo”.
Se trata de una trama de “rompecabezas” que parte de un accidente, un hecho totalmente fortuito que, de alguna manera, desencadena la revelación sorpresiva de secretos que guardan los personajes y que van complicando una trama de crimen, venganza y ambición.
Para el espectador experto las respuestas quizá aparezcan muy temprano en el argumento, pero evidentemente para el autor y el director lo más importante es cómo se llega a ellas y cómo se encadenan los sucesos.
Como es costumbre en las series basadas en los libros de Coben, plantearse en formato de miniserie, con principio y fin después de ocho episodios, es uno de sus grandes atributos por la sensación que deja en el espectador y porque la narrativa no se alarga innecesariamente, es decir, no tiene ni rellenos ni escenas que no sean las necesarias.
El Inocente es ideal para maratonear y asegura emoción, intriga y tensión para una audiencia adulta a la que no le espanten ni la violencia gráfica ni las imágenes perturbadoras.
HAGEN Y YO
Una niña es separada de su perro y hace hasta lo imposible para recuperarlo, pero no piensen que esta descripción hace que la película sea dulce. Por el contrario, la cinta de Kornél Mundruczó es cruda y por momentos muy difícil de ver, y ése es su mayor acierto. El realizador cuestiona la marginación social, utilizando para esto a perros callejeros que nadie quiere, y que en este caso tienen un despertar violento. El realizador no se pone la mano en el corazón y crea una cinta hipnótica, que pondrá muy incómoda a la gente que no tolera ver violencia. A final de cuentas, el filme es un duro y original análisis de una sociedad ficticia, que tiene similitudes con muchas situaciones que se viven en la actualidad.