El prendedor con brillantes en forma de herradura del coronel Nieves Hernández

El día 29 de noviembre de 1890, el coronel hablaba con uno de sus asistentes, Dionicio Montelongo, sobre el paradero de una navaja que se le había perdido unos días atrás. Fue entonces que se le vino la idea de ir a buscar el prendedor de brillantes. En la cabecera de la cama, debajo del colchón, solo encontró la corbata negra sin el prendedor.

Al coronel Nieves Hernández le gustaba lucir, en ciertas ocasiones en su corbata negra, un prendedor de brillantes en forma de herradura. La corbata con el prendedor, cuando no los utilizaba generalmente los colocaba debajo del colchón en la cabecera de su cama, en el cuarto donde se alojaba. El cuarto y la casa eran ocupados y transitados por diversas personas. 

El coronel era un hombre soltero de unos 42 años de edad, un militar originario de Jaumave, Tamaulipas. Estaba encargado de la guarnición en esta plaza de Reynosa, del 5º Cuerpo de Caballería de Auxiliares. El coronel Hernández fue un personaje desafortunadamente famoso para la historia de Reynosa, durante el gobierno de Porfirio Díaz.  Es reconocido popularmente por “el corrido de Mariano Reséndez” del siglo XIX, donde captura y entrega a las autoridades del porfiriato al protagonista, quién era su amigo y compadre.

 

La joya y el sospechoso

El día 29 de noviembre de 1890, el coronel hablaba con uno de sus asistentes, Dionicio Montelongo, sobre el paradero de una navaja que se le había perdido unos días atrás. Fue entonces que se le vino la idea de ir a buscar el prendedor de brillantes. En la cabecera de la cama, debajo del colchón, solo encontró la corbata negra sin el prendedor. 

La joya en forma de herradura la consideraba valiosa, pues tenía un valor de unos $160.00 pesos. El coronel Nieves Hernández, al igual que todos los relacionados con la casa del alojamiento, sospecharon del joven de 21 años de edad, Agustín Sánchez Herber. Éste se había hospedado con ellos desde el día 17 de septiembre hasta el 28 de noviembre. Agustín Sánchez era uno de los que entraban con más confianza y frecuencia al cuarto donde tenía el coronel su cama. Sabían de que a veces se acostaba en ella.

Le constaba al coronel, a Juan Estrada y a los otros relacionados con el lugar que, el joven Agustín se había separado del mencionado alojamiento, acompañado de un guía con el rumbo de su casa en San Martín en el Estado de San Luis Potosí. Por lo que el coronel envió al subayudante del 5º Cuerpo de Caballería, Arnulfo Álvarez, para que la autoridad del Juzgado de Reynosa pusiese orden, mandase devolver al sospechoso y para que se le instruyese averiguación sobre el robo del prendedor.

El Juez y alcalde 3º Constitucional, Francisco Martínez, libró orden al ciudadano Pablo Luna y Esteban García para que presentaran a los jueces auxiliares, dueños y mayordomos de los ranchos, para que les dieran auxilio en caso que Sánchez se resistiera a volver y lo condujeran de vuelta a la villa. 

 

Las declaraciones

Lorenzo González era un joven de 20 años de edad originario de Jaumave, Tamaulipas, y primo hermano del coronel. Lorenzo que también se hospedaba en la casa del coronel Nieves Hernández, explicó que el prendedor lo llevaba el coronel en una corbata negra, que cuando se acostaba o salía fuera de la población lo guardaba debajo del colchón.  Aunque lo hacía con frecuencia, nunca había faltado ninguna prenda en la casa. 

Como a las 7:30 de la mañana del día 29 de noviembre de 1890, cuando Lorenzo llegó con el almuerzo a la casa de su primo el coronel, fue entonces que le preguntó por el prendedor de brillantes. El coronel Hernández le había preguntado a Dionicio Montelongo por una navaja que se le había perdido. Este último le había contestado que no había aparecido, por lo que se le ocurrió ir a ver su prenda, la cual no encontró más que la corbata debajo del colchón, sin la prenda.

Desde el viernes 21 de noviembre, Agustín Sánchez le había dicho al primo del coronel, Lorenzo González, que se iba a quedar solo, porque ya andaba preparando su viaje para su tierra en San Luis Potosí. El coronel declaró que el día 22 por la mañana recordaba que se puso la corbata con el prendedor. Pero debido a que tenía que reconocer la caballada del 5º Cuerpo de Caballería se volvió a quitar la corbata con el prendedor, la cual colocó en la cabecera debajo de las almohadas. 

Como a las 10 de la mañana del día 23 de noviembre, Lorenzo González había regresado de donde dejaba los trastos del almuerzo, cuando encontró cambiándose de ropa a Agustín Sánchez, encerrado dentro del cuarto del coronel Hernández. Él entreabrió la puerta y viendo que se cambiaba volvió a cerrar. Ese mismo domingo 23 de noviembre, Agustín comió con ellos y fue cuando apareció con un hombre desconocido, el cual se supo por Juan Estrada que se llamaba Francisco Peña, el mozo que lo llevaría a su tierra. Pero Lorenzo González nunca vio que Peña entrara al dormitorio donde estaba la joya.

Lorenzo le dijo al coronel que el mismo domingo 23 después de comer, Agustín había salido a acompañar a Francisco Peña al vado que conducía a Hidalgo, Texas. A su regreso le dijo que había ido a acompañar a Peña que iba a Texas a traer bestias para conducirlas a su tierra. Peña era cuñado de Juan Estrada, trabajador del coronel Hernández.

Juan Estrada era un hombre casado de 26 años, originario de villa Escandón (hoy Xicoténcatl), Tamaulipas. Él declaró que, Agustín Sánchez les había solicitado a varias personas, incluyendo a su cuñado Peña y a él, para que lo llevasen a su tierra. Como era un desconocido, trató de informarse si tendría forma de pagarle su trabajo como guía. Cuando entendió que no tenía seguridad no quiso comprometerse, aunque su joven cuñado si se animó.

Estrada supo que a su cuñado lo había contratado por diez reales diarios, poniendo Peña un caballo ensillado para Sánchez y que en su tierra le sería pagado por su trabajo.  Su cuñado no le dijo sobre haber recibido dinero o prendas a cuenta del viaje. Sí recordaba que Agustín Sánchez y su cuñado Francisco Peña habían estado en la casa del coronel el domingo 23, de donde salieron Agustín montado en una yegua tordilla y Peña en un caballo pinto de colorado. Juan Estrada le pidió a su cuñado devolviera el caballo prestado a don Filomeno Infante en el rancho La Panola, Texas.

El primo del coronel, Lorenzo González, se acordaba que la búsqueda de la navaja la había ordenado desde el miércoles 26 de noviembre. Fue desde entonces que, Lorenzo González vio que la corbata se hallaba sin el prendedor, pero no dijo nada porque creyó que su primo la hubiese alzado. Desde el jueves 27 en la noche, Agustín Sánchez había sacado sus maletas del cuarto donde tenía la cama el coronel.

El viernes 28 de noviembre en la mañana, Agustín regresó a la casa donde almorzó, y ahí el coronel le mandó herrar la yegua con la cuál iba a hacer el viaje a su tierra, no volviendo ya desde ese momento a la casa. Fue al día siguiente que se convencieron de que Agustín había robado el prendedor.


Rúbrica del coronel Nieves Hernández. 

 

El testigo Francisco de León

Francisco de León era un militar con familia de 30 años de edad, originario de la villa de Reynosa. Éste estaba encargado de la caballeriza del 5º Cuerpo de Caballería de Auxiliares. El domingo 23 de noviembre, Agustín Sánchez y Francisco Peña estuvieron en su casa enfrente de la labor, para pedirle permiso para poner la yegua tordilla que montaba a pastear. A lo cual le dijo que necesitaba el permiso del coronel Hernández. 

Agustín Sánchez le pidió una montura militar a Francisco de León, con la excusa que se iba a pasear con el coronel, además de dejarle la montura que llevaba la yegua, esta cabalgadura era propiedad de Juan Estrada. Al día siguiente, Agustín volvió a la labor de Francisco cuando buscaba ayuda para conseguir comida para su familia, tratando de empeñar un freno de los caballos. 

En ese momento Agustín le ofreció una prenda para que obtuviese cuatro o cinco reales, pero pensó Francisco que eran pesos. Le enseñó el bulto de la prenda que traía entre la camisa, pero Francisco no se lo aceptó. Esto después le causaría problemas a Agustín, porque se interpretaría como la prenda robada, siendo que eran unas mancuernas de su propiedad. Francisco de León declaró que, de la labor Agustín Sánchez había tomado con dirección al vado público de Hidalgo, Texas. Situación que hacía más sospechoso el proceder de Agustín. 

Este a los pocos días volvió a la labor diciendo a Francisco de León que, el coronel Hernández le había recogido la montura militar, pretendiendo le prestara la montura de Juan Estrada. Esto ya no se podía, porque Francisco se la había empeñado por $5 pesos al Sr. Lauro Bolado. De cierta forma, Agustín logró que el Sr. Bolado le prestase los $5 pesos para que Francisco le entregase la montura, con la cuál haría el viaje a su tierra.

El 29 de noviembre de 1890, Pablo Luna y Esteban recibieron un exhorto del Juzgado de Reynosa para ir a alcanzar a Agustín Sánchez, que había salido desde la Laguna Seca el día anterior hacia la Sierrita. La persecución y captura de Agustín y de su mozo Francisco Peña serán contadas en la siguiente nota de este matutino.