“Hay mucha necesidad, yo por mi parte no tengo marido, ni quien me mantenga; si no trabajo yo, quién va a comprar mi medicina”, dijo San Juana Hurtado, comerciante en pequeño que decidió regresar a trabajar.
Fueron dos meses sin poder vender nueces, pepitas y dulces, en un puesto en la calle peatonal, por lo que este viernes, junto con su hijo, acudió a colocar su sombrilla y a poner sus ventas.
La vendedora señaló que no sabe porqué no la han dejado trabajar ya que ella vende comida, y muchos otros locales sí se han mantenido trabajando, por lo que colocó un letrero en cartulina donde dice “Dra Maki, lo siento yo tengo que trabajar, las medicinas y comida no se pagan solas”.
La ambulante reconoció el apoyo que recibió de las autoridades locales, de 2 mil pesos, pero ya es mucho tiempo de estar sin trabajar y tiene que comprar sus medicamentos porque tiene diabetes.
“Tenemos necesidad de trabajar, tengo que pagar luz, hay recibos, agua, gas, todo se acaba y durante todo este tiempo hemos comido puro arroz, huevo, frijoles, lo más necesario, si no trabajamos quién nos da, yo soy diabética y tengo que comprar mi medicina”, expresó.