En mayo, Pumas de la UNAM cumplirá 15 años sin ser campeón en el futbol mexicano; el último título que consiguió es el Clausura 2011.
Cada vez luce más complicado que rompa su sequía de 28 torneos consecutivos sin levantar el trofeo; sobre todo, porque no sólo se ha convertido en un equipo que no es ganador, sino que ha dejado de ser competitivo.
En los 14 años y medio desde que fueron campeones, apenas han disputado dos finales (Apertura 2015 y Guard1anes 2020).
Además, en la década y media que está por cumplirse, permitió que el Pachuca lo alcanzara en el quinto lugar de los equipos más ganadores, con siete títulos; que Tigres y León los superara por un trofeo (ocho), Cruz Azul por dos (nueve). Que Toluca y las Chivas se separaran por casi el doble (12) y que el América sumara más del doble, con su tricampeonato (16).
En dicho lapso, el Santos fue campeón tres veces, el Atlas dos; el Monterrey y el Tijuana una ocasión. Es decir, ha visto coronarse a 11 equipos antes.
Estas estadísticas provocan que su grandeza sea cada vez más cuestionada, porque sus argumentos se basan, exclusivamente, en su historia y afición.
Junto a las dos finales de Liga, en dicho lapso, apenas suma otra en las competencias que ha participado, la de la Liga de Campeones de la Concacaf 2022, que perdió con el Sounders de Seattle de la MLS.
Los Pumas ya no son protagonistas en el futbol mexicano y están por cumplir sus XV años sin ganar nada y los principales factores son la nula generación de talento en sus fuerzas básicas, la mala gestión directiva para elegir los proyectos técnicos adecuados y la mala elección de los refuerzos.