¡Dúo perfecto!

La pequeña atleta de 10 años de edad está decidida a competir en Juegos Olímpicos y cada vez se involucra más en lograrlo

Ciudad de México

Los peinados que le hace su mamá podrían parecer un suplicio, pero Sofi Rocha los soporta porque son parte de su deporte, el que tanto le apasiona y por el cual incluso ya se ve en unos Juegos Olímpicos.

Y aunque la gimnasia artística requiere un poco de coquetería, la pequeña de 10 años de edad, quien lleva la mitad de su vida practicado esta disciplina, ya advirtió que no usará mucho maquillaje cuando sea más grande y compita “porque no le gusta”.

“Mi mamá me peina para los entrenamientos y las competencias y a veces me jala un poco, pero me aguanto y le quedan muy padres los peinados. A mí me gustan los peinados para competir, pero no me gustaría maquillarme mucho, como que eso sí no”, afirma Sofi en tono serio.

Con una madurez y seguridad que sorprenden para una niña de su edad, Sofi ya decretó que será seleccionada olímpica y competirá contra las mejores del mundo.



¿Qué consejo le pedirías a Simone Biles?

“Que me diga lo que se siente estar en un nivel tan grande como el que está ella, y para hacer un ejercicio en el piso le preguntaría tips, para que me ayudaran a mis rutinas.

¿Cómo crees que te iría si compites con ella o con Alexa?

“Probablemente ellas ganarían, pero también me gustaría ganarles porque son muy buenas”, dice con emoción.

Como a cualquier pequeña, a Sofi también le llegan los nervios y la ansiedad cuando compite, sensaciones que contrarresta con ejercicios de respiración que le enseñó su mamá. Desde ahora está aprendiendo a manejar la presión.

Lejos de brincotear, como lo harían algunas niñas, Sofi atiende las indicaciones de su entrenador y hasta ejecuta los movimientos con las manos, quizá visualizándolos, porque su ambición de estar en una justa veraniega crece, al mismo tiempo que ella.

Y para avanzar en ese objetivo, la pequeña solicitó por iniciativa propia un permiso especial en su escuela para entrar más tarde a clases y aprovechar la mañana para intensificar sus rutinas, revela su papá.

En la institución pensaron que era una ocurrencia de Sofi y pidieron una carta del gimnasio donde entrena; ella la consiguió de inmediato y ahora puede llegar a clases alrededor de las 9:00 horas.