NUEVA YORK
Joe Bonilla ha sido una figura clave en el éxito de personalidades como Enrique Iglesias, Adamari López, Ricky Martin, Shakira y Roselyn Sánchez. Ahora, el relacionista público revela 14 “verdades” para alcanzar el éxito en “#JoeQuieroSerArtista”, un libro dirigido a quienes sueñan con una carrera en el mundo del espectáculo.
“Yo agarro una piedra y la convierto en un diamante”, dice Bonilla, a quien la experiencia le ha enseñado que una estrella no nace, se hace. “Yo creo que todos tenemos una cierta carga genética y yo creo que todos somos artistas”.
Bonilla inició su carrera como fotoperiodista en su natal Puerto Rico y años después fundó su propia agencia de marketing para el mundo del entretenimiento, RightXposure, con clientes como Ricky Martin, Emilio y Gloria Estefan, y Jon Secada. Se mudó a Miami para fundar la división latina de Estefan Enterprises, donde trabajó directamente con Alejandro Fernández, Carlos Vives, Celia Cruz y Julio Iglesias. Y desde hace dos décadas ha estado posicionando talento hispano en producciones internacionales a través de Latinvasion (antes Crossover Agency).
“#JoeQuieroSerArtista” es la respuesta a una frase que escucha continuamente “en alfombras rojas, aviones, restaurantes, el gimnasio: ‘Hey, Joe, ayúdame porque es que yo quiero ser artista. ¿Qué hago?’”.
El flamante autor comparte los puntos más importantes que ha aprendido a lo largo de su carrera preparando artistas en lo que califica como su “misión”. Pero, ¿cómo descubrió que esa era su misión?
“Pues mira, yo creo que uno tiene un ojo y un olfato para ciertas cosas. Para unos son las matemáticas, para otros son los negocios... Yo creo que tengo el ojo para descubrir a alguien que tenga ese factor X”, dice atribuyéndole ese “ojo culto” a sus inicios como fotógrafo y editor de revista.
Y señala que ese “factor X” ha ido cambiando con los años. Ya no se trata de una belleza perfecta al estilo de Disney: “Hay mucha apertura gracias a todas estas plataformas y todas estas series maravillosas... Se necesitan actores naturales, se necesitan actores de todos los colores, enanos, altos, gordos, flacos, de todos los tipos”.
“Cuando veo a alguien lo primero que le pregunto es que si actúa, porque no es que tenga que tener una belleza ultrasónica”, agrega, “pero sí tiene que tener algo y el algo es que tiene que tener un ‘charm’ (encanto), un brillo especial en los ojos, un ‘spark’ (chispa) singular en la sonrisa, una manera de moverse. Hay gente que llega y su presencia impone en un salón”.