Atrapa el limbo a familias de migrantes en Reynosa

LEJANA ESPERANZA: A miles de kilómetros de sus países, centenares de familias intentan sobrevivir a la intemperie en espera de asilo en EU

Rodeados de casas de campaña, migrantes de diferentes países y lejos de sus compañeros de clases, es como reciben educación diariamente alrededor de 200 menores, ante un panorama incierto.

A lo lejos se escucha  que repiten “A, b, c’’, mientras escriben en copias, pero además llevan materias como matemáticas, inglés, comunicación e historia.

José Carlos Ochoa Alarcón, originario de Guatemala llegó hace cinco meses a Reynosa buscando el sueño americano, dejó su país debido a la inseguridad, pero al estar esperando su asilo para Estados Unidos, apoya en el tema educativo a los niños migrantes.

Es un adolescente de apenas 15 años de edad, que salió hace seis años de su país, estuvo en Monterrey y no tuvo la oportunidad de estudiar, por eso apoya a los menores migrantes para que no dejen de estudiar mientras están en el Albergue Senda de Vida.

Aunque no es maestro, decidió poner su granito de arena y diariamente atienden a casi 200 menores tanto de México, Honduras, El Salvador, Guatemala y una menor que nació en Estados Unidos.

Son dos escuelas que son apoyadas por instituciones de Estados Unidos, que atienden desde hace 10 meses, de 9:00 de la mañana a 6:00 de la tarde, son por grupos, los maestros son de Estados Unidos y se conectan vía zoom.

“Hace un mes decidí apoyar, nos ha costado un poco, pero está funcionando, tres compañeros comenzamos, los niños y han aprendido bastante y nosotros también, nosotros solamente apoyamos, hacemos  lo que los maestros no pueden hacer, como explicar más a los niños, darles hojas de trabajo, imprimir hojas, todo eso lo hacemos”, dijo.

Para José Carlos, es importante que los menores sigan sus estudios, es necesario para que salgan adelante y reconoce que hay niños que solo van a la escuela dos o tres días, porque luego se van, pero hay quienes ya llevan tiempo.

“Para que los niños sigan aprendiendo porque ya llevan mucho tiempo sin estudios, como quiera tienen que seguir estudiando, se nos dio esta oportunidad y hay que aprovecharla, nos evaluaron a mis compañeros y a mí para poder estar aquí”, recalcó.

Son cinco grupos que se dividen: en  edades de 6, 7 y 8 años,  otro de 9 y 10 años,  así como 11 y 12, así como 13, 14 y el más grande de 15, 16 y 17 años.

“Yo vengo huyendo por la inseguridad, tuve un problema con la gente de allá y tenemos la fe en Dios que si nos vamos a ir a Estados Unidos, porque no hay mejor abogado que Dios”, finaliza.

Los menores migrantes enfrentan desafíos  al venir con sus familias, cruzar a México y llegar a la frontera, sus estudios se quedan en el limbo, por lo que  otros migrantes tratan de apoyar para que  sigan aprendiendo.


| José Carlos Ochoa Alarcón, originario de Guatemala llegó hace 5 meses a Reynosa y con apenas 15 años ayuda para que menores reciban sus clases.