Turista se pregunta si fue blanco de ataque en Cuba

Charleston, Carolina del SurEl teléfono de Chris Allen empezó a sonar al difundirse la noticia de que ataques invisibles en Cuba habían afectado a un empleado del gobierno estadounidense en el Hotel Capri de La Habana. Tiempo antes, Allen había relatado a sus amigos y familiares una historia inquietantemente similar.El turista de Carolina del Sur había interrumpido su viaje a Cuba dos años antes cuando sufrió una brusca pérdida de sensibilidad de sus cuatro extremidades minutos después de ir a la cama en el mismo hotel donde se alojaban los empleados de Washington. No eran las únicas similitudes. Convencido de la necesidad de relatar los hechos, Allen se sumó a una lista creciente de estadounidenses que se hacen la misma pregunta alarmante y para la cual no hay respuesta: ¿también nosotros fuimos víctimas?Tal vez la inexplicable enfermedad de Allen, que se prolongó durante meses y desconcertó a media docena de neurólogos en Estados Unidos, no tiene relación alguna con lo que sea que haya afectado a al menos 22 diplomáticos, agentes de inteligencia y sus cónyuges durante el año pasado. Pero para La Habana y Washington, la importancia es la misma.Los casos como el de Allen ilustran la paradoja esencial del misterio: si no se puede decir qué son los ataques, ¿cómo se puede decir qué es lo que no son?A falta de respuestas sobre el arma, el autor y el motivo, Estados Unidos y Cuba no han podido impedir que los ataques generen una crisis incontrolable, ahora que los amantes del turismo de aventura y los jubilados están pensando en cancelar sus viajes a la isla. Después de años de progresos cautelosos, las relaciones bilaterales están al borde del colapso.Ese proceso difícil ni siquiera había empezado a consolidarse en abril de 2014 cuando Allen experimentó la falta de sensibilidad en su cuerpo la primera noche en el hotel habanero.“Fue tan notable y tan repentino que no podía pensar en otra cosa, y realmente me aterró”, dijo Allen, un financista de 37 años.The Associated Press estudió más de 30 páginas de historias clínicas, análisis de laboratorio, archivos de agencia de turismo y correos electrónicos, algunos enviados desde La Habana.Turistas y diplomáticos enfrentan el mismo desafío: no existe un análisis que permita determinar quién fue atacado con una misteriosa arma invisible y quién padeció síntomas similares pero posiblemente sin relación con lo anterior.