Al rescate de músicos afganos
El violinista William Harvey, concertino de la Orquesta Sinfónica Nacional, guarda en su celular los nombres y teléfonos de 326 jóvenes músicos afganos que buscan huir del régimen talibán
CIUDAD DE MÉXICO
Esta vez no ha habido prohibición oficial, pero reportes noticiosos hablaban del temor de los músicos de una nueva amenaza y de las acciones de algunos talibanes amedrentando a los músicos; en varios puntos de revisión se supo de instrumentos destrozados. "Los talibanes tienen una larga lista de prohibiciones. Si prohíbes muchas cosas, prohíbes muchas ramas de la economía, los músicos que no pueden trabajar como músicos ¿a qué se van a dedicar? El otro día escuché que algunos abrieron pequeñas tiendas de despensa, pero no todos pueden.
El tema económico es eventualmente lo que, en mi opinión, va a vencer algún día a los talibanes", piensa Harvey. El violinista unió sus esfuerzos al Proyecto Habesha, una organización humanitaria creada en 2015 por Adrián Meléndez en Aguascalientes para ayudar a jóvenes refugiados sirios y permitirles continuar con su educación universitaria en México. Una ruta segura Ahora su misión se enfoca en salvar a jóvenes músicos afganos. Las dificultades no son menores, se enfrentan a la carencia de documentos de viaje.
"El mero hecho de salir del país ya constituye una victoria", dice Harvey, quien comparte con Meléndez la experiencia de haber trabajado en Afganistán. Implica todo un esfuerzo de logística que, de acuerdo con Meléndez, los llevó a evaluar la seguridad de los caminos para transitar por Afganistán, donde el conflicto es eminentemente rural, la ruta posible si no se podía salir del aeropuerto de Kabul con Pakistán o Irán como alternativas y si las fronteras estaban abiertas. Proyecto Habesha ha avanzado en otro frente, al conseguir el aval de funcionarios de la Secretaría de Relaciones Exteriores tras sostener reuniones de trabajo con la Subsecretaria de Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos, Martha Delgado, y el director de Derechos Humanos Christopher Ballinas, quienes ya habían trabajado sobre el tema de Afganistán y establecido acciones concretas como la llegada al País de los periodistas de The New York Times. Lograron comenzar con el pie derecho con el apoyo expreso del Gobierno mexicano para traer al País a los jóvenes afganos. Con su organización Cultures in Harmony, Harvey trabaja en la procuración de fondos para financiar la salida de la mayor cantidad posible de músicos afganos y darles asilo.
Afganistán es un país sumido en la pobreza. ¿A quién ayudar? Por su experiencia previa en Siria, como cabeza del Proyecto Habesha, Meléndez sabe que no basta con reunir los fondos para costear la salida de los jóvenes de territorio talibán sino hay que asegurarles alojamiento y manutención una vez fuera. La organización humanitaria trabaja con el programa "Educación Universitaria en Emergencias" y aunque han recibido muchos mensajes de personas con familiares en Afganistán decidieron concentrarse en la labor con jóvenes universitarios. Fue así cómo empezaron a trabajar con Harvey, quien conocía bien el País al haber enseñado en Afganistán de 2010 a 2014 y contaba con una base de datos de cientos de jóvenes músicos. Pero quizá una de las decisiones más difíciles de tomar era de este grupo de 326 personas ¿a quién ayudar primero? Un primer filtro era marcar un rango de edad de los 19 a los 24 años, que fueran estudiantes o con deseos de seguir estudiando, con prioridad a las mujeres y que contaran con pasaporte. Eso permitió reducir la lista. De acuerdo con Meléndez, hay un primer que esperan traer a México antes del fin de año. "Hemos logrado dos compromisos para financiar un pequeño grupo y como nosotros lo estamos viendo es abrir el camino con un grupo reducido, de cinco a diez personas que no será el final, será solo el principio", dice Meléndez. Lo más factible es que los refugiados afganos se puedan trasladar por tierra hacia Irán y en Teherán poder solicitar la visa.
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Volar a Estambul y de ahí a México. Se busca lograr un acuerdo con el Gobierno de Irán, a través de las autoridades mexicanas, para que se le permita el paso al grupo. Otros frentes Con el programa de Siria, desde 2015, año con año llegan refugiados. De hecho, en la semana en que se realizó esta entrevista, Proyecto Habesha esperaba la llegada de tres personas, dos procedentes de Jordania y una más de Irak. Con ese grupo se abriría la ruta para los próximos años. Meléndez calcula que en la siguiente década, dada la difícil situación en Afganistán, esta ruta seguirá siendo necesaria. Serán recibidos en Aguascalientes, donde tiene su sede la organización humanitaria, y durante el primer año se dedicarán a aprender español para luego continuar sus estudios universitarios. Durante esos meses, se ocupan además del papeleo para que puedan proseguir con su educación, tal como han hecho con los jóvenes refugiados sirios.
Proyecto Habesha dispone de dos residencias, una para mujeres y otra para hombres, y ya con una experiencia construida para recibirlos que contempla desde la lengua, el factor sicológico, seguridad, alimentación, adaptación a la ciudad. En el caso de los jóvenes músicos afganos, en México tendrán la posibilidad de estudiar en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Panamericana. Una vez aquí podrán iniciar el proceso para que se les reconozca como refugiados ante la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar). Por su experiencia, la mayoría de los estudiantes que han llegado al País a través del Proyecto Habesha han pedido ser reconocidos como refugiados y logran obtener la residencia. Meléndez reconoce que la Comar se ha visto saturada, con más de 100 mil solicitudes este año. Un récord histórico. Aunque el trámite puede demorar debido a la situación, corre a la par que transcurre el primer año de su estancia en México, mientras aprenden el idioma.