buscar noticiasbuscar noticias

Acusan los indígenas ausencia de apoyos

Evidencian carencias en zonas de Nayarit

En la tarde casi oscura los indígenas coras, wixárikas y tepehuanos se frotan las manos por el frío alrededor del auditorio municipal, se recargan en las paredes de adobe mientras el Presidente López Obrador está dando las buenas nuevas de su gobierno: miles de becas, millones de pesos dispersados, otra manera, dice, de combatir el narco, de liberales y conservadores y que ahora nueve de cada diez familias indígenas de México reciben cuando menos un apoyo. 

Acusan los indígenas ausencia de apoyos

Guadalupe de la Cruz entiende algo y le explica a su marido, pero no saben por qué no les han dado nada, ni en qué año nacieron. De debajo de su rebozo saca una bolsa y muestra sus credenciales de elector: ella nació en 1956, 63 años; él, Lucio López, en 2013 tenía 59. De todos modos, ninguno tiene ninguna ayuda.

"Nada, nada, nada", dice Guadalupe, su blusa de colores bajo su rebozo roto. "Nada, no tenemos nada".

Tampoco Benita Gervasio, 20 años, cargando un nene de unos dos años con el labio leporino, un diente colgándole en el aire. "No entendemos nada", dice y llama a otra señora, Filiberta Canales, quien algo entiende.

"Dice que antes tenemos Progresa, para las mujeres Progresa, pero ya no, no niños", comenta.

En Mesa del Nayar hay casas de adobe y teja, y junto al mitin niños descalzos, apenas unos cuantos ya reciben un apoyo. "Unos sí, unos no", dice Carla López. No hay señal de teléfono ni alumbrado público ni  internet, sólo unas fichas en las abarroterías para conectarse, 15 pesos por una hora.

Cuando el Presidente habla de las cuatro transformaciones, y cómo de cada diez familias indígenas ya nueve reciben al menos un apoyo, don Fernando López pregunta si estaría bien escribir un papel pidiendo ayuda.

"Escribir un papel y lo tiro a Tepic", dice. Porque tiene dos hijos estudiando en Torreón, Coahuila, y dos en la Mesa del Nayar, y ni uno, ni una beca. 

López Obrador fue ayer de Mezquitic, Jalisco, a Mesa del Nayar, Nayarit, cinco horas por carretera entre uno y otro municipio.

EN MEZQUITIC LO RECIBE PROTESTA

En Mezquitic lo recibió una protesta. "¡El paro, el paro, es culpa de Alfaro!", gritaban decenas de indígenas wixárikas en la entrada de la unidad deportiva.

Bloquearon la carretera primero para que se detuviera el convoy del Presidente. Con sus lonas y sus cartulinas: "AMLO eres la esperanza de la comunidad de Tuapurie", "Cancelación total a empresas mineras en Wirikuta", "No imposición a los programas sociales",  "Electrificación en zonas marginadas de la comunidad wixárika", "Alfaro ¡Ya basta de omisiones, ponte a trabajar!",

López Obrador se detuvo, y prometió que iba a tratar el tema en el mitin, por lo que se permitió el paso.

"Hasta ahorita en la comunidad de Santa Catarina no se ha tenido ningún tipo de apoyo", afirmó Agustín Sandoval, presidente de bienes comunales, caminando hacia la cancha de básquet. 

Allá iban mujeres llevando de la mano a una nena, el vestido azul, largo como el de ellas, la blusa bordada, un collar de chaquira en el pecho, el cabello cubierto por un pañuelo.

"Pásenle, pásenle, dijeron que todos", se decían entre ellos. "Pero sin pancartas", pidió uno de los seguidores del Presidente.

Cuando arreciaron los abucheos en su contra, Alfaro alzó la voz y le copió el discurso al Presidente. "No aceptamos chantajes ni cierre de escuelas, vamos a cumplir nuestra palabra, pero no con falta de respeto".

Tampoco el Presidente se hizo cargo de las respuesta, pues llamó a la unión. "No hay que estarnos peleando, hay que buscar la unidad", dijo.

Los wixárikas comenzaron a bailar una danza, con sonidos de cuernos de toro, cargando cuernos de venado y brincando sobre el cemento, pero el Presidente se fue por otro lado.



DEJA TU COMENTARIO
PUBLICIDAD

PUBLICIDAD