Acusa Trump a Obama de “obstruir o coludir” por no haber impedido la intromisión rusa en campaña
El presidente de EU, cercado por el escándalo, intenta desviar el foco a los demócratas
Washington
La trama rusa se ha vuelto el punto más débil de la Casa Blanca. El fiscal especial, Robert Mueller, investiga si el equipo del republicano se coordinó con Moscú durante las elecciones y participó en la feroz campaña de desprestigio contra la candidata demócrata, Hillary Clinton. Estas pesquisas alcanzan al mismo presidente por una posible obstrucción a la justicia. En una reciente declaración ante el Senado, el ex director del FBI, James Comey, relató cómo Trump le había exigido lealtad, le había presionado para que abandonase la investigación de personaje central de la trama, el teniente general Michael Flynn, y finalmente le había despedido por no avenirse a sus exigencias.
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Ante este incendio, Trump está intentado lo imposible: cambiar la dirección del viento para que el fuego alcance a los demócratas. La base del contraataque es la supuesta inacción de Obama cuando se descubrió la injerencia rusa. Un argumento que obvia las sanciones impuestas al Kremlin por el anterior presidente y que acrrearon la expulsión de 35 funcionarios rusos de suelo estadounidense.
“La razón por la que Obama no hizo nada sobre Rusia después de ser notificado de la injerencia por la CIA es que esperaba que Clinton fuese a ganar… y no quería agitar las aguas. No quería atragantarse, él coludió u obstruyó, y no hizo bien a la corrupta Hillary ni a os demócratas. La verdadera historia es que el presidente Obama no hizo nada después de ser informado en agosto de la injerencia rusa", clamó en res tuis esta mañana.
La ofensiva de Trump llega cuando en la prensa progresista estadounidense han aparecido investigaciones que cuestionan la respuesta de Obama al conocerse el alcance del ciberataque ruso. El presidente, según estos relatos, mantuvo un perfil bajo y, en todo momento, quiso evitar haber público lo que se sabía para no distorsionar la campaña y que se le acusase de favorecer a Clinton. En esta línea, sólo una vez pasadas las elecciones liberó el arsenal de datos acumulados y, en un gesto insólito, publicó parte de las conclusiones del informe ICA 2017-01D de la Dirección de Inteligencia Nacional. El expediente secreto, elaborado por la CIA, el FBI y la NSA, establecía: “Vladímir Putin ordenó una campaña en 2016 contra las elecciones presidenciales de Estados Unidos. El objetivo de Rusia era socavar la fe pública en el proceso democrático, denigrar a la secretaria Clinton y dañar su elegibilidad y potencial presidencia. Putin y el Gobierno ruso desarrollaron una clara preferencia por Trump”.
La reconstrucción de los servicios de inteligencia estadounidenses mostraba que la operación encubierta la había orquestado el Kremlin “con apoyo de agencias gubernamentales rusas, medios públicos, intermediarios de terceros partidos y hasta trolls digitales”. Bajo la batura del espionaje ruso, los piratas informáticos se infiltraron en los ordenadores del Comité Demócrata Nacional y saquearon las cuentas de altos cargos próximos a Clinton, entre ellos su jefe de campaña, John Podesta. La difusión de los datos corrió a cargo de un oscuro hacker rumano conocido como Guccifer 2.0, la web DCLeaks y la organización Wikileaks. Se trató, según el informe de inteligencia, de la “mayor operación conocida hasta la fecha para interferir” en la vida política de Estados Unidos. Un ataque que ha puesto a Trump contras las cuerdas.