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Acuña y Del Río, sacudidas

Afecta a residentes fronterizos el arribo de miles de haitianos en busca de una mejor vida

DEL RÍO, Tx.

Migrantes mayormente haitianos acampados debajo del Puente Internacional de Del Río el 21 de septiembre.Acuña y Del Río, sacudidas

Esa relación se manifiesta de varias formas y los residentes de ambas ciudades cruzan permanentemente la frontera para trabajar o visitar amigos y familiares. Ese tráfico, sin embargo, se vio interrumpido por más de una semana porque las autoridades cerraron el 17 de septiembre el puente que facilita el intercambio comercial, cultural y comunitario a raíz de la llegada de miles de migrantes mayormente haitianos, que instalaron un campamento. 

El campamento fue despejado el viernes 24 y el puente ya fue abierto nuevamente. Los habitantes de las ciudades, no obstante, sintieron el impacto del cierre.

Gerardo Hernández, de 51 años, dice que le informaron que su salario sería rebajado un 50% hasta nuevo aviso al interrumpirse el suministro de partes usadas en la planta de ensamblaje de asientos para vehículos del lado mexicano de la frontera. Las partes provienen de Estados Unidos.

“Acabábamos de volver al trabajo (tras la pandemia del coronavirus) y ahora esto”, dijo Hernández. “Los migrantes no tienen la culpa. El cierre (del puente) la tiene”.

El alcalde de Del Río Bruno Lozano dijo el viernes que el cierre del puente le había costado a la municipalidad 17.000 dólares diarios en peajes y había afectado el flujo de mercancías por valor de 35 millones de dólares.

TODO CERRADO

Las oficinas de los dentistas, los salones de belleza y los bares se vieron casi vacíos en Acuña mientras duró el cierre, de acuerdo con Luis Ángel Urraza, presidente de la cámara de comercio local. Su popular restaurante corrió la misma suerte.

La tranquilidad habitual de Del Río, ciudad de unos 35.000 habitantes mayormente hispanos, y de Acuña, de 163.000 residentes, se vio afectada en los últimos meses por las restricciones a los viajes debido a la pandemia del COVID-19 y la creciente cantidad de migrantes que llegan a la zona. Del Río ha pasado a ser el segundo sector con más arrestos de migrantes de la frontera.

Acuña es conocida por su generosidad y su hospitalidad. Esta urbe relativamente segura de la frontera norte de México, donde abunda la violencia, creció tras la llegada de las plantas de ensamblaje conocidas como maquiladores en los años 80 y 90.

Manuel Casillas, propietario de Abbey Road, un popular restaurante y bar de Acuña dedicado a los Beatles, sabe lo que es vivir con un pie a cada lado de la frontera. Nació en Del Río y pasó su infancia en Acuña. Trabajó 35 años para una tienda por departamentos de Del Río. Cuando se jubiló, regresó a México y abrió el bar con el que siempre había soñado. 

Casillas, de 65 años, dice que le entristece la detención de migrantes.

“No poder ayudarlos, no poder darles un trabajo”, manifestó Casillas, quien contrató a un lavaplatos cubano durante una ola migratoria previa.

El juez Lewis Owens, el principal funcionario elegido del condado de Val Verde, que incluye a Del Río, dijo que, a pesar de todo, las dos ciudades siguen ayudándose mutuamente. Funcionarios de Del Río aplicaron hace poco más de 2.000 vacunas contra el COVID-19 a residentes de Acuña, incluidos trabajadores de las maquiladoras, en el puente que las une.

La presencia del campamento de migrantes, que llegó a tener 15.000 personas, y la llegada de más policías a ambos lados de la frontera, sacudieron a la región.

Owens dijo que algunos residentes lo llamaron para decirle que habían encontrado migrantes en sus jardines. Por ello, algunos han comenzado a regar sus plantes y a dar de comer a sus perros con una pistola en la cintura, comentó.

“La gente está asustada”, manifestó Owens. “Siempre vamos a tener presente que esto puede volver a suceder”.

van A DONDE QUIEREN

Algunos residentes de Del Río cuestionan la presencia del campamento y la liberación de migrantes en Estados Unidos a la espera de que se resuelvan sus solicitudes de asilo o de visa.

“No podemos tomar un avión e ir a ninguna parte, ni a la escuela, sin habernos vacunado. Ellos vienen sin haberse inoculado y van adonde quieren. Es algo muy frustrante para todos”, expresó Roger Bollinger, propietario de una empresa perforadora de Del Río.

En un centro comunitario de Del Río, la organización no gubernamental Val Verde Border Humanitarian Coalition (Coalición Humanitaria de la Frontera de Val Verde) ayudó a los migrantes que eran liberados, ofreciéndoles cosas básicas y asistencia para reunirse con familiares en Estados Unidos.

“El objetivo es ayudar a nuestros vecinos”, dijo Tiffany Burrow, directora de operaciones de la agrupación.

Larisa Sánchez, residente de Del Río, está familiarizada con las batallas inmigratorias y reconoció las dificultades que enfrentan los haitianos mientras observaba una práctica de fútbol de su hijo Leo, de 10 años. Su madre fue deportada cuando ella era pequeña y estuvieron separadas siete años, durante los cuales ella vivió en Del Río y su madre en Acuña. Su madre es ahora una residente legal de Estados Unidos.

“Lo siento por ellos. Pero creo que tienen que someterse a un proceso, como hizo mi madre”, manifestó Sánchez. “Tengo sentimientos encontrados sobre este tema”.

SOLICITUDES DE ASILO

Preocupación por las deportaciones  

Un abogado de inmigración que representa a inmigrantes haitianos a los que se les permitió permanecer en Estados Unidos dice que muchos de los deportados tenían solicitudes de asilo válidas.

The Associated Press informó sobre los planes del Departamento de Seguridad Nacional para devolver a cientos de migrantes haitianos a su país de origen, reportó en su portal la televisora KRGV.

Aunque el gobierno de Estados Unidos no ha proporcionado muchos detalles, sí dijeron que estaban enviando a inmigrantes haitianos desde Del Río al Valle en autobús, señala la nota firmada por Santiago Caicedo.

“Todavía están deportando personas a Haití en condiciones que aún no son estables para que regresen a casa”, dijo Lana Joseph, una abogada de inmigración con sede en Atlanta que trabaja con clientes haitianos.

Joseph dijo que muchos migrantes vivían en Brasil y Chile, donde dicen que encontraron discriminación, desempleo y falta de vivienda. Entonces, muchos decidieron irse al sur de México para llegar a la frontera de Estados Unidos y pedir asilo.

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Acceso al Puente Internacional de Del Río cerrado por la presencia de miles de migrantes en Ciudad Acuña.



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