El inminente aumento al transporte público
En semanas pasadas el gobierno federal convocó a líderes de diferentes sectores como el Obrero, el Campesino, el Popular, la cúpula empresarial y otros más para firmar un pacto para el bienestar de las familias.
En el mismo se hizo énfasis en que todos quienes firmaron dicho pacto estarían vigilantes de que no se diera una escalada de precios por motivo del magno incremento en las gasolinas, ya fuera en servicios de transporte o en productos de la canasta básica.
La opinión pública en general no hizo más que reírse de ese montaje escénico en el cual se pretendía a todas luces tratar de calmar a la sociedad, que más que enojada, salía a manifestarse por las calles, carreteras y puertos fronterizos protestando airadamente contra la medida del gobierno de incrementar las gasolinas entre un 15 a un 20 por ciento.
Además, la protesta hacía y sigue hasta ahora haciendo énfasis en que cerca del 47% del precio de la gasolina corresponde a impuestos y se pide al gobierno que reduzca esa cantidad de impuestos para así pagar menos por litro de gasolina y no afectar tanto al ya bastante castigado bolsillo de las familias mexicanas.
Aun mas, las protestas lanzan consignas de que el gobierno trabaje con ahínco en abatir la corrupción y la impunidad que aqueja al país ya que es eso lo que cuesta mucho mas que los 200 mil millones de pesos que el gobierno recupera anualmente al dejar de subsidiar las gasolinas; se piensa que solo en posibles robos al erario público tanto en el gobierno federal así como en los diferentes estados que conforman la república, la cantidad supera por mucho a esos 200 mil millones de pesos anuales.
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Como ya es sabido, los incrementos a diversos productos como alimentos, taxistas, tortilla, pan, y algunos alimentos de la canasta básica ya se están dando.
Pero ahora le ha tocado el turno a los concesionarios del transporte público en nuestra ciudad, ya que debido al impacto en las finanzas de los mismos que ha representado el aumento en el precio de las gasolinas y el diesel, estos han emitido su solicitud de manera formal a las autoridades estatales para que autoricen un incremento en la tarifa que se mantiene actualmente en el municipio.
Los concesionarios del trasporte en la frontera consideran que con aumentar en 2 pesos el costo del pasaje sería suficiente, esto siempre y cuando el incremento se autorice sin que se le exija al concesionario el cambiar sus unidades por otras en mejor estado.
Actualmente el costo del pasaje es de 9 pesos por persona, si el aumento se aprueba, entonces el costo sería de 11 pesos lo que representa un incremento del 22 por ciento.
¿Dónde quedo esa intención de la firma del pacto para el bienestar de las familias de asegurarse de que no se dieran incrementos?
E repetidas ocasiones el director de PEMEX José Antonio González Anaya declaró que el incremento a las gasolinas solo afectaba a un reducido porcentaje de la población que podía poseer un automóvil, que este incremento no afectaba a quienes menos tienen, a los pobres. Pues bien, ahora vemos como a quienes viven en la pobreza se comienzan a ver afectados en su ya estrangulado bolsillo.
Un trabajador, un obrero de maquiladora que gana 800 pesos por semana y que para ir a su trabajo tiene que tomar dos peseras diarias, ahora va a pagar 4 pesos más por día lo cual representa 24 pesos más por semana, eso si tiene que tomar solo una pesera de ida y una de vuelta pero si tiene que tomar 2 de ida y dos de vuelta entonces estaría pagando 48 pesos más por semana.
Para muchos pareciera que 24 o 48 pesos por semana no son nada o es muy poco; pregúntele Usted a quien gana esos 800 pesos semanales si es poco.
Así las cosas ante el inminente aumento al transporte público.
Hasta la próxima, primeramente Dios.
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