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Posadas: ¡Corre tiempo para festejar!

• Modelo: Fernanda Cazares• Fotos: Luis Carlos NordhausenPosadas: ¡Corre tiempo para festejar!

No deje para mañana lo que puede hacer desde ahora, consejo que puede aplicar para la organización de sus posadas navideñas, fiestas que de acuerdo al calendario religioso comienzan del 16 de este mes y culminan hasta el 24.

Elabore esas comidas tradicionales que se sirven a los invitados en estas celebraciones, como tamales, guisos, buñuelos y atoles, que no pueden faltar en las mesas de esta temporada.

Se dice que una de las preparaciones más antiguas son los tamales, pues su origen data desde hace cinco mil años antes de Cristo, y es que el maíz es la base de la dieta diaria de los pueblos, del cual se pueden hacer infinidad de elaboraciones que se han ido enriqueciendo de acuerdo a las necesidades de cada región.

"Como es el caso del champurrado, una bebida hecha con agua, canela, endulzante y masa o harina de maíz. En la época prehispánica se endulzaba con miel, mientras que en la de la Colonia con piloncillo y en la actualidad algunos utilizan el azúcar".

"También es importante diferenciar que el champurrado no es igual que el atole de champurrado, ya que este último es el que lleva la leche y el chocolate", asegura.

 ¿Qué dicta la tradición?

 María Fábregas, historiadora gastronómica, comenta que en una posada tradicional la costumbre es que los peregrinos (una parte de los invitados) caminen con velas que iluminan su paso y toquen a la puerta.

"En su andar entonan letanías y, por fin, los agrupados dentro de la casa abren la puerta para recibirlos con algarabía, encienden bengalas y luces para reiterar la alegría del encuentro.

"Una de las diversiones es el acto de romper la piñata. La palabra 'piñata' deriva del italiano pignatta, que significa apilar o agrupar. Este simbolismo procede de una tradición china o italiana, ya que no se sabe a ciencia cierta dónde se creó la olla de barro forrada de papel", relata la historiadora.

La olla de barro encarna al mal. Se cubre con siete picos que representan los pecados capitales, aunque algunas veces tienen menos. La cubierta multicolor simboliza el disfraz del mal. La persona dispuesta a participar debe vendarse los ojos en señal de fe; el palo será la ayuda para combatir el mal, y al atinar el golpe, esto es símbolo de esperanza.

A través de este ritual la gente de antaño tenía la oportunidad de enmendar todos los pecados que cometieron durante el año, por eso se dice que es una época de renovación.

Cuando la piñata se rompe se ha superado al espíritu maligno y, como recompensa, caen los dulces y frutas que simbolizan las virtudes humanas.

Al final se reparte a los invitados "aguinaldos" o bolsitas con colaciones, galletas de animalitos y dulces.

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