Una segunda vida para Palmira

Después de ser golpeados a martillazos de forma salvaje por los terroristas del Estado Islámico (ISIS, en sus siglas en inglés), dos bustos funerarios de alabastro de aproximadamente 2,000 años quedaron reducidos a escombros. Pero al contrario que otras muchas obras de arte desaparecidas para siempre, estas dos esculturas han encontrado en Roma Ia oportunidad de tener una segunda vida.

El viaje no fue fácil. Antes de llegar al Instituto Superior de Conservación y Restauración del Ministerio de Bienes Culturales de Roma, estas obras vivieron un verdadero periplo. Por su gran tamaño no pudieron ser puestas a salvo en 2015, cuan-do los trabajadores del Museo Arqueológico de Palmira ocultaron algunas de las obras más importantes ante Ia inminente llegada de los terroristas, que destroza-ron estas y todas las que encontraron. Mejor suerte corrieron en la primavera de 2016 cuando, esta vez sí, los funcionarios del museo pudieron rescatarlas y recolectar las piezas dispersas. Los bustos fueron escondidos en cajas y tu-vieron que pasar varios controles militares hasta llegar a Ia Embajada de Siria en Beirut. Ahí se firmó un acuerdo diplomático entre Ia asociación italiana Incontro di Civiltà y Ia Dirección de las Antigüedades de Damasco para llevarlos a   Italia.

Su destino fue Roma y estas dos figuras heridas procedentes del Valle de las Tumbas de Palmira dieron una lección a los miles de turistas que entran cada día al Coliseo romano. De octubre a diciembre estuvieron expuestas en la muestra El renacer de las des-trucciones. Ebla, Nimrud y Palmira para concienciar sobre Ia importancia de conservar el patrimonio de Ia humanidad, también en los países en guerra.

Cumplida su función de acercar el desastre de Palmira a la capital europea de Ia cultura clásica, llegó el momento de que los bustos entraran en el laboratorio y comenzaran su proceso de reconstrucción. 

“Cuando llegaron aquí, creamos un grupo de traba-jo formado por una geóloga para el estudio del material, un químico para verificar las superficies, los restauradores y un equipo dedicado a Ia elaboración de una imagen en tres dimensiones”, explicó la directora del Instituto Superior de Conservación y Restauración, Gisella Capponi. 

En el instituto, y utilizando los últimos avances tecnológicos, el equipo creó con impresoras 3D una prótesis de polvo de nailon que respeta el mármol original de la figura masculina para unirlas de forma reversible. El busto femenino requirió una técnica diversa porque los daños eran diferentes. Algo menos deteriorada, la escultura necesitó una reconstrucción delicada, pieza a pieza. Todavía que-dan los últimos detalles, pero Capponi habla ya de éxito y asegura que están muy orgullosos de trabajar con estas dos obras de arte.

De éxito habló también el mi-nistro de Bienes Culturales de Italia, Dario Franceschini, que acu-dió a la presentación de los traba-jos y destacó que el proyecto supo-ne “una gran prueba de Ia credibi-lidad que Italia ha cosechado du-rante decenios. 

Nos han fiado las obras para restaurarlas porque confían en la calidad del instituto y porque saben que las restituire-mos a las autoridades sirias. Es todo un cúmulo de excelencias importantes en nuestro país”.

El presidente de Ia asociación Incontro di Civiltà y exministro de Bienes Culturales, Francesco Rutelli, también incidió en la idea de Ia devolución. “En mi memo-ria no existen otros casos de escul-turas  que salen de un escenario de guerra, son restauradas en otro país y, posteriormente, devueltas”. 

Una muestra, Ia de estos dos bustos sirios, de solidaridad sin fronteras en beneficia del pa-trimonio de Ia humanidad. Y de hecho ya fueron regresados a Siria.

Tecnología 3D fue usada para reconstruir los bustos funerarios de alabastro.