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PEMEX, EL CONTAMINADOR DE CADEREYTA

Hace un año, un intento de ordeña provocó el derrame de miles de litros de crudo de un ducto de Petróleos Mexicanos (Pemex) en el río San Juan, en el municipio nuevoleonés de Cadereyta Jiménez. El daño ya fue reparado, según la paraestatal. Sin embargo, el acto criminal reveló que la refinería ubicada en ese municipio descarga subrepticiamente aguas sin tratamiento en el mismo afluente, que llega a la presa El Cuchillo, en el municipio de China, la cual surte de agua potable a la zona metropolitana de Monterrey y a Tamaulipas. El biólogo Antonio Hernández Ramírez recorrió la zona afectada y detectó que la procesadora de crudo tira toneladas de aceites residuales e hidrocarburos sólidos que van directamente a la cuenca, como se observa en las manchas oscuras y la pestilencia que, señala, se capta en el entorno.

Proceso

PEMEX, EL CONTAMINADOR DE CADEREYTA

La principal fuente de esta contaminación es, paradójicamente, la planta tratadora de aguas, de donde se vierten los residuos. La refinería tiene unos 40 años y, sin documentación disponible, podría suponerse que desde el inicio de sus funciones se registran las descargas clandestinas, dice el también activista.

Desde que fue detectado el derrame por la toma ilegal, el 16 de agosto de 2014, los habitantes de la zona han sufrido múltiples afectaciones en su salud y su economía.

Señalan que padecen frecuentes diarreas y que por la contaminación del agua en el subsuelo se han perdido cosechas de vegetales que debían destinarse al comercio y el consumo.

“Nos desgraciaron la vida”, resume María de la Luz Pérez García, afectada por los derrames y residente del ejido La Concepción, del municipio de Cadereyta Jiménez.

Tras la afectación, se les prometió a los residentes del sector que habría indemnizaciones. Pero éstas no han llegado y ya presentaron una demanda que está en curso.

DESCARGAS EN EL RÍO SAN JUAN

Pemex alega que ya retiró el líquido oleaginoso del río San Juan, pero no ha aclarado por qué descarga sobre el mismo afluente los desechos de la refinería Héctor R. Lara Sosa.

En un reporte de campo fechado el viernes 14, Hernández Ramírez señala que un año después de que ocurrió la afectación ecológica por la toma clandestina, ya no hay rastros visibles de petróleo, aunque los residentes del lugar aún se quejan de la calidad del agua que ahí consumen.

Señala que no hay reportes públicos sobre los posibles daños que pudo causar la toma clandestina en la biodiversidad y en los núcleos poblacionales de los alrededores.

Lo que sí constató es que la refinería de Pemex, de más de 40 años, descarga residuos contaminantes en el río San Juan; esto se percibe hasta a nueve kilómetros a la redonda.

Un recorrido por el lugar demostró que hay daños ambientales provocados por la Planta Tratadora de Aguas Residuales (PTAR) de la refinería, en los acuíferos y en la atmósfera, por emisión de partículas contaminantes.

El reporte asienta que de la PTAR se detectaron descargas que, en su contenido, tienen manifiesta “presencia de hidrocarburos sólidos y películas de aceite cubriendo la superficie del agua.

“También fue advertida la ocurrencia de olores intensos a combustible en el canal utilizado para las descargas procedentes de la PTAR. Esta instalación representa una fuente de contaminación recurrente, dado que la evidencia recopilada fue detectada en cada una de las visitas de campo señaladas.”

Una parte del río San Juan entra a la refinería y pasa por la planta tratadora, como constató Hernández.

El biólogo detectó cuatro zonas de descarga: a un costado de la carretera libre Monterrey-Reynosa, a la altura de su kilómetro 38; en un camino de terracería que comunica a la carretera Las Trancas, por la misma carretera; a un lado del panteón de la comunidad de Dolores; y por líquidos que emanan directamente de la tratadora.

Con la información disponible, Hernández Ramírez documentó que entre enero y julio de 2008 fueron descargadas, procedentes de la refinería, 23 toneladas de grasas y aceites y 59 de nitrógeno. También encontró que entre enero y julio de 2009 fueron arrojadas 94 toneladas de sólidos.

Mediante los cálculos efectuados en el recorrido de campo y con el software de Sistemas de Información Geográfica, se determinó que la principal fuente de contaminación, a unos 20 kilómetros a la redonda de la refinería, es la misma planta tratadora de agua.

La fuente visible, se constató en el recorrido efectuado el pasado 18 de julio, son las manchas de hidrocarburos y cubiertas espumosas que se observan en los canales de desagüe hacia el río San Juan, procedentes de la PTAR. El recorrido fue repetido cuatro días después y se verificaron de nuevo las evidencias contaminantes, así como la presencia de un fuerte olor a combustible, similar al que se percibe en las gasolineras.

Mediante imágenes satelitales, verificadas con las aproximaciones presenciales, el biólogo encontró que, por su lado oriente, la tratadora descarga controladamente sus líquidos en el río por tres vertientes construidas para ese propósito, colindantes con la comunidad San Juan, de Cadereyta.

En total son poco más de 18 kilómetros los utilizados por la refinería, a través de su planta tratadora, para verter sus líquidos hacia el afluente.

Pero además hay dos descargas sin control procedentes de la misma fuente. Una de ellas forma una laguna artificial, encontró el investigador en una imagen satelital fechada el 23 de diciembre de 2014. También se forma otro embalse similar, según se ve en otra imagen cenital fechada el miércoles 5.

TAMBIEN POR AIRE

De acuerdo con el inventario histórico de emisiones de Pemex, de 2006 a 2008 hubo en la refinería un incremento de valores hasta de 99% en los compuestos dióxido de azufre, dióxido de carbono, monóxidos de carbono, óxidos de nitrógeno. En ese tiempo fueron expulsadas más de 14 millones de toneladas de las sustancias referidas.

En particular se vierten gases contaminantes a través de los tres quemadores usados por la refinería como sistema de desfogue, a través de los cuáles salen a la atmósfera sustancias como ácido sulfúrico, hidrógeno, gases inertes, metano, bióxido de carbono, etileno, etano, propano, isobutano, butano, isopentano, pentano y hexano.

El biólogo se trasladó a la comunidad La Concepción, a 21 kilómetros de la refinería, y constató que hay partículas contaminantes en árboles urbanos y cultivo. En los naranjos, cultivo típico de la región, detectó una capa sólida negra de un milímetro de espesor unidas a las hojas y a los frutos.

Hernández Ramírez considera, dice en su reporte, que para verificar o descartar las valoraciones primarias que efectuó en este análisis, Pemex debería efectuar estudios de mayor alcance y publicar definiciones claras sobre el origen de los contaminantes visibles.

Es necesario que los pobladores conozcan la calidad del agua que beben y que fluye por el río San Juan para conocer su viabilidad para consumo humano, doméstico, de actividades agropecuarias y para el impacto de los ecosistemas en general.

Afirma que actualmente no hay documentos al alcance del público sobre el agua que sale de la PTAR de la refinería ni si cumple con las normas oficiales.

Dice el especialista en el documento: “Este estudio es un primer acercamiento para saber cómo afectan las emisiones de la refinería. Nuestra hipótesis es que es Pemex el que está contaminando el San Juan y el subsuelo. Si es así, se les está violando a los pobladores el derecho al agua potable”.



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