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Un coctel económico explosivo

Esta semana ha mostrado dos hechos que alertan aún más al gobierno mexicano en lo que concierne al aspecto económico de la república mexicana para el futuro inmediato

Esta semana ha mostrado dos hechos que alertan aún más al gobierno mexicano en lo que concierne al aspecto económico de la república mexicana para el futuro inmediato.

Por un lado, el gobernador del Banco de México Agustín Carstens presentó su renuncia al Presidente de la Republica, y en Estados Unidos el presidente electo Donald Trump realizó negociaciones con empresas que planeaban trasladar empleos a México para que los mismos se mantengan en ese país norteamericano.

Un coctel económico explosivo

El Banco de México es un organismo Autónomo cuyo objetivo prioritario es procurar la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda nacional. La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en su artículo 28, dispone que “el Estado tendrá un banco central que será autónomo en el ejercicio de sus funciones y en su administración, por lo que no es una dependencia o entidad de la Administración Pública Federal”.

La labor que al frente de este organismo autónomo ha venido realizando Agustín Carstens ha sido bastante buena, Carstens tiene el reconocimiento de los Bancos Centrales en el entorno internacional por su excelente formación y capacidad en el manejo financiero, lo cual genera certidumbre en los mercados de capitales, en los grupos empresariales y en la economía en general.

Agustín Carstens permanecerá en el cargo hasta el último día de junio del 2017. El ejercicio de las funciones y la administración del Banco de México están encomendados a la Junta de Gobierno integrada por cinco miembros. Desde el 1 de enero de 2010, Agustín Carstens funge como gobernador. Los cuatro Subgobernadores son Manuel Sánchez González, Javier Guzmán Calafell, Manuel Ramos Francia y Roberto del Cueto Legaspi.

A la salida de Carstens, el Presidente de la Republica cuenta con la facultad de nombrar a un quinto integrante de la junta de gobierno mismo que pudiera convertirse en el próximo gobernador del organismo.

Peña Nieto debe de ser muy cuidadoso con la selección que haga de la persona a sustituir a Carstens, ya que lo recomendable en el ámbito financiero y económico del país es que esa designación lance el mensaje a la comunidad mexicana y a la internacional que se refuerza el carácter de autonomía del Banco Central mexicano; de no hacerlo así, entonces estaría cometiendo un gran error y las consecuencias económicas para el país serían prácticamente catastróficas.

Y en el país más poderoso del orbe, esta semana la empresa Carrier, fabricante de clase mundial de aparatos de aire acondicionado, anunció a sus empleados de una planta en el estado norteño de Indiana que transferiría 1,000 empleos a su planta ubicada en Monterrey, Nuevo León, México. Circuló en redes sociales un video en el cual el gerente de la planta en Estados Unidos hacía el anuncio a los trabajadores estadounidenses en medio de gritos y abucheos. 

Ante esta situación el presidente electo Donald Trump se dio a la tarea de negociar con la empresa el que los empleos se mantuvieran en la planta de Indiana. Más que una negociación, se presume el que Trump está cumpliendo su promesa de campaña en el sentido de que habría represalias para las empresas estadounidenses que quisieran transferir empleos a México, esas represalias consisten en aplicar un arancel del 35% a los productos que se producen en nuestro país.

Se piensa que en la negociación que hizo Trump con la empresa Carrier, este debió ofrecer algunos beneficios fiscales para que a la empresa le conviniera mantener esos empleos en su planta de Indiana.

Estas dos situaciones: La renuncia de Carstens al Banco de México, y el hecho de que de manera temprana Trump, quien aun sin haber tomado posesión del cargo ya está cumpliendo sus promesas de campaña, sugieren que la situación económica de México para el 2017 será bastante complicada.

Trump puede hacer lo que él desee dentro de Estados Unidos, al fin de cuentas cada quien dirige su casa de la manera que considere más conveniente. Y nuestro gobierno mexicano debe de entender que el haber puesto “todos los huevos en una sola canasta” trae consecuencias negativas en la economía nacional. Ahora México debe de concentrarse en fortalecer su mercado Interno, y para esto debe de asegurarse de incentivar la producción de productos y servicios de calidad para que el mexicano pueda consumir lo hecho en México con la calidad y el precio competitivo con aquellos productos que vienen del exterior. Pero esto no se podrá lograr si las instituciones como el Sistema de Administración Tributaria siguen requiriendo a quienes deseen emprender, un sinnúmero de tramites cansados y obsoletos que más que facilitar la puesta de un negocio pareciera lo quieren desalentar.

Hay mucho trabajo por hacer por parte del gobierno mexicano, por lo pronto tendremos que ir digiriendo situaciones como las que se presentaron esta semana con Agustín Carstens y con Donald Trump, los cuales sin duda alguna fueron los ingredientes de un coctel económico explosivo.

Hasta la próxima, primeramente Dios.

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