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Una buena, ¡magnífica!

En la aridez del acontecer nacional, que se ha convertido en un puro contar muertos, se da una noticia buena, más que buena, extraordinaria. La dio el Lic. Emilio Chuayffet Chemor, secretario de Educación Pública a quien las cosas no han salido del todo bien porque ha tenido que enfrentar pesadas resistencias. Afirmó que se reforzará el ejercicio de la filosofía en la educación media superior en el modelo educativo que se prepara.

Textualmente, señaló que: “Una formación sólo está completa si propicia, como enseñó Kant, que los individuos se atrevan a pensar por sí mismos, de forma independiente y crítica. Por esa razón, el nuevo modelo educativo que hoy diseña la SEP reforzará el ejercicio de la filosofía en las aulas de educación media superior de nuestro país, una materia que había desaparecido en todos los tecnológicos de educación media y hace un año la restablecimos, por considerar fundamental para la formación de los alumnos el adquirir los conocimientos de esta disciplina”. Con ello, don Emilio merecerá la gloria.

Una buena, ¡magnífica!

Lo ideal (siempre sucede que al que le dan la mano, también quiere la pata), es que la filosofía se enseñe desde la infancia; pero, seguramente eso ya es mucho pedir en las circunstancia que padece el país y la crisis del sistema educativo al que don Jesús Reyes Heroles calificó, con mucho acierto, como un elefante reumático metido en un pantano. Con la buena voluntad de don Emilio, podrá lograrse que los jóvenes piensen y mediten.

La filosofía, como una disciplina estructurada, surge en la Grecia antigua. Como es natural, las primeras preguntas que se hicieron los pensadores fueron acerca del cosmos, especialmente del sol, la luna, la estrellas, el clima, las mareas, etc. Así surge la filosofía cosmológica, con Tales de Mileto, matemático y filósofo, considerado uno de los siete sabios de la Grecia antigua, a la cabeza. Aristóteles llamó a Tales padre de la filosofía.

Luego se da el periodo antropológico, en que se pregunta y busca responder todo lo relacionado con el hombre, en particular. Su figura más relevante fue Pitágoras, también considerado entre los siete sabios de Grecia. De Pitágoras se conoce su famoso teorema: “En un triángulo rectángulo, el cuadrado de la hipotenusa es igual a la suma de los cuadrados de los otros dos lados”, que tanto se usa en la construcción desde entonces.

La filosofía griega llega a su punto culminante en su periodo ontológico, en que ya no se tratan temas tangibles, sino que se llega a la esencia del ser, su existencia y su realidad, tratando de determinar las categorías fundamentales y las relaciones del ser en cuanto ser. El filósofo más importante de esta época es Sócrates, a quien también se le reconoce como padre de la filosofía. Sócrates creó dos métodos encontrados para llegar al conocimiento: la ironía, negativo, y la mayéutica, positivo. Mediante el diálogo, usando la ironía convencía a su interlocutor de que estaba en un error; con la mayéutica, buscaba que éste pensara hasta llegar a la conclusión acertada en el tema que se trataba.

Con la filosofía, la humanidad avanzó a pasos acelerados en nuevos descubrimientos y nuevos inventos logrados a partir de la observación de la naturaleza, hasta llegar a la revolución científica que pone fin a la Edad Media y da paso al Renacimiento. La figura más destacada de este periodo es René Descartes, un filósofo, matemático y físico francés, considerado como el padre de la geometría analítica y de la filosofía moderna.

Seguir hablando de filosofía es insubstancial en un espacio dedicado a otros menesteres; lo importante es que se está en camino de recobrar esta disciplina que tantos beneficios ha dado a la humanidad. Su importancia cobra mayor relevancia ante el poder de la televisión, que se empeña en evitar que la gente piense para que siga comprando zapatos que con simplemente calzar bajan de peso 20 kilos a las personas con algunas lonjitas.

El anuncio es tan relevante, que, de llegar a buen fin, sería suficiente como para olvidar las malas pasadas que ha tenido el país y los paisanos con un Congreso tan deleznable.