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Pa’tras, pa’tras

Los resultados de ayer en la colocación de bonos mexicanos en los mercados internacionales, muestran con claridad la realidad de la economía nacional

Los resultados de ayer en la colocación de bonos mexicanos en los mercados internacionales, muestran con claridad la realidad de la economía nacional y la poca confianza que tienen las instituciones financieras mundiales en el manejo de los asuntos del dinero dentro del país. Los informes oficiales señalan que: “Las tasas de interés de los Certificados de la Tesorería registraron bajas en la subasta número 16 del año. El papel a 28 días retrocedió 0.07 puntos porcentuales.

Es un lugar común señalar que la economía nacional tuvo, consecutivamente, un año malo en el 2016, cosa que se viene repitiendo desde la asunción de los actuales gobernantes, que habían prometido las perlas de la Virgen con su paquete, tramposo paquete, de reformas estructurales, que a final de cuentas no ha venido a resultar más que la venta de las dos más grandes industrias nacionales, no como entes productores de alto nivel (Pemex ocupó el lugar número 8 a nivel mundial, con una producción diaria de 3.5 MBD) sino como fierro viejo, en subasta vergonzosas.

Pa’tras, pa’tras

Hasta ayer y en contra de las promesas de frenar el endeudamiento externo, que tanto gravita sobre el bolsillo de los mexicanos, se habían colocado con éxito instrumentos de largo plazo en los mercados financieros internacionales para traer dinero fresco con qué alimentar las enormes hordas parasitarias que gravitan sobre la hacienda pública y financiar los procesos eleccionarios; pero, los cálculos salieron mal, porque la confianza en el país ha venido en caída libre y sin red.

El truco de traer dinero del exterior a través de las empresas productoras del Estado, de manera primordial Pemex, ha tenido tan buenos resultados para los operadores de la economía que han dispuesto de más recursos para pagar las largas y aburridas horas en la televisión, para decir que México tiene una rayita menos de Arcadia, donde todo va tan bien, que no caben los aborígenes de gusto. Nada más que, por interés propio, México está en la lupa de los grandes inversionistas.

Esos que no han venido en manada a comprar los fierros viejos de las otrora poderosas industrias nacionales y que esperan que la economía del país truene para venir al rescate y hacerse de todo lo que fue construido a lo largo de la mayor parte del siglo XX, y que siguen al pie de la letra las recomendaciones de Robert Lansing, casi un siglo después de haber escrito la ominosa carta al potentado del periodismo Hearts, que clamaba por una urgente intervención de los Estados Unidos en México para frenar los avances de la Revolución Mexicana, que dio la más prolongada época de paz, estabilidad y desarrollo a este país: “México es un país extraordinario, fácil de dominar porque basta con controlar un sólo hombre: el presidente. Tenemos que abandonar la idea de poner en la presidencia a un ciudadano americano ya que esto llevaría otra vez a la guerra.

La solución necesita más tiempo: debemos abrir a los jóvenes mexicanos ambiciosos las puertas de nuestras universidades y hacer el esfuerzo de educarlos en el modo de vida americano, en nuestros valores y el respeto al liderazgo de Estados Unidos. Con el tiempo esos jóvenes llegarán a ocupar cargos importantes, finalmente se adueñarán de la presidencia; entonces, sin necesidad de que Estados Unidos gaste un centavo o dispare un tiro, harán lo que queramos. Y lo harán mejor y más radicalmente que nosotros”. (Lansing, secretario de Estado con Woodrow Wilson, 1915-1920).

Desde Carlos Salinas, el destructor del Estado Mexicano, a la fecha, todo ha sido medrar y hacerse de los bienes del Estado mexicano para ofrecerlos al extranjero como ganga, exactamente como hizo el gran traidor Santa Anna, que, en su destierro en Nueva York colocó un anuncio en los periódicos ofreciendo sus servicios como general y “cualquier parte del territorio mexicano que pueda interesar a nación, empresa o persona”. Santa Anna fue 11 veces presidente de México.

Nomás para ver la magnitud del desastre, el Banco de México informó que el monto ofrecido al público inversionista para la tasa líder fue de 22 mil 109.9 millones de pesos, pero que sólo pudieron colocarse fue de siete mil millones. Puede operarse la mentira a través de los costosos programes de la televisión; pero, los resultados de los mercados, no pueden manipularse.